Ya en el pase con Gustavo Sylvestre, unos minutos después de las 10 de la mañana, Jorge Rial avisó que haría su programa, Argenzuela, enfrentado serias dificultades físicas y de la garganta. Aguantó casi tres horas, hasta que dijo basta y debió abandonar el micrófono para dejarlo a cargo de sus compañeros, y también el edificio de Radio 10 para irse a su casa, donde está descansando desde ese momento.
"Estoy destruido muchachos, no puedo seguir así. Me duele mucho la garganta y ya casi no tengo voz. Además, creo que tengo un poco de fiebre. Unas líneas. Me voy a ir a mi casa" les comentó Rial a los suyos, que debieron hacerse cargo de la nave y conducirla a destino por la hora que le quedaba al programa: Argenzuela sale al aire de 10 a 14. Desde las 15 tiene su versión televisiva, a la que tampoco fue.
"No sé si fueron los aires acondicionados, los cambios de clima o qué, porque también se le pueden sumar los nervios de todos estos últimos días con los partidos de Argentina, pero estoy muy mal de la voz y e la garganta. Hoy me levanté así, con un hilito", le comentó Rial a Sylvestre, quien lo antecede en la programación de la 10 y con quien suele protagonizar pases muy jugosos.
Rial, cuentan, intentó hacer su programa cuidándose de hablar y tratando de hacerlo lo menos posible. Pero, fiel a su condición de periodista de raza, no pudo con su genio y cada tema lo apasionó más que el anterior, por lo que le fue imposible "quedar muteado". Al contrario, de todo dio su opinión y se prendió de lo lindo en dos reportajes a familiares directos de campeones del mundo: el ex futbolista Carlos Javier Mac Allister, el "Colorado" padre de Alexis, y Liliana, la mamá de Leandro Paredes.
Antes de irse y de volver a contar que estaba "con unas líneas de fiebre", Rial prometió revelar en los días siguientes ("si puedo venir mañana, lo haré mañana", dijo) "la verdadera historia de la caravana frustrada del seleccionado nacional", ese recorrido que debía llevar a los jugadores y al cuerpo técnico desde el predio de AFA en Ezeiza hasta el obelisco y que sólo llegó hasta la General Paz, privando de tomar contacto con sus ídolos a gran parte de las 5 millones de personas que ganaron la calle para festejar.
Hace unos 10 días, en la previa del partido contra los Países Bajos, Rial ya había "pegado un faltazo" por cuestiones similares. Aquella vez porque se dio la dosis de refuerzo de la vacuna contra el Covid. "Levanté temperatura y quedé casi 24 horas de cama. No son joda esas inyecciones" dijo el periodista, en aquella oportunidad, tras recuperarse de los síntomas. Ojalá ahora suceda lo mismo.
