Calladitos y paso a paso también se puede jugar en Gran Hermano. Marcos y Agustín son la prueba en esta edición del realitie. No han hecho demasiado todavía. No se pelearon con nadie. No han manifestado estrategias rimbombantes. No protagonizaron momentos cumbre. Sin embargo, son dos de los participantes más fuertes. Y ahora que se unieron pueden llegar muy lejos.
Agustín es más conocido por su seudónimo de "Frodo" que por su verdadero nombre, mientras que Marcos es llamado "El salteño" y si bien es de perfil bajo tuvo "dos instantes" que marcaron sus "picos de rating": una discusión con Juan antes de la primera eliminación, y su intenso e interminable coqueteo con Julieta, considerada por las redes como "La Diosa de la Casa". Marcos es visto en el afuera como el "más bonito" también.
La semana pasada, Agustín, "Frodo", creyó quedarse sólo cuando fue a placa y se sintió "ninguneado" por el resto de los competidores, ya sean hombres y mujeres. No había pegado onda con ninguno y eso quedaba claro, por ejemplo, en los bailes. Todos tenían su pareja, menos él, que debía "tirar sus pasos" solito y sin compañía. Le ponía onda, pero...
Un poco por eso "Frodo" festejó "a lo grande" y "con todo" cuando sorteó la eliminación, que terminó condenando a Mora, una de las menos queridas del juego. Además, fue el menos votado por la gente. "Sin querer queriendo" se hinchó de orgullo y se sintió bancado, apoyado y respaldado por primera vez. Y como el público es, al fin de cuentas, el que decide, se imaginó por un buen tiempo más adentro de la casa.
Quizás advirtiendo que tienen ambos "una hinchada" importante entre las millones de personas que siguen cada noche el realitie, Agustín y Marcos acercaron posiciones. Se fueron considerando cercanos, y en una corta, contundente y muy significativa charla intimista que sostuvieron "sellaron" su complicidad de una manera muy particular.
La cámara los tomó caminando por uno de los pasillos de la casa mientras Marcos, con su inconfundible tono del norte del país, le dijo "Quedate tranquilo que mientras yo esté en La Casa vos no vas a estar solo, primo". Feliz de la vida, Agustín celebró esas palabras subiéndose "a cococho". Se, como si fuera un nene corrió hasta su espalda y se le tiró encima. Guarda, que los dos juntos se pueden volver invencibles, por lo menos hasta que cambie la mano.
