Una tarde inolvidable, que se magnificó por la temperatura ideal y un sol luminoso que le aportó un toque mágico a semejante evento. Silvina Escudero finalmente se casó con Federico, en un restaurante en zona norte, y con la cobertura de muchos medios, por eso llamó la atención la negativa del esposo de prestarse a unas fotos con su mujer.
Tras aquella propuesta romántica, y sorpresiva, en Europa con el condimento del novio de viajar sin avisar a España y extenderle el deseo de caminar por el altar a la cristalización definitiva apenas transcurrieron unas semanas. Y finalmente todo salió de maravillas.
Silvina lució espléndida, con una sonrisa de un tamaño gigantesco que la acompañó en todo momento, en una clara muestra de su lenguaje corporal de estar viviendo un episodio soñado, totalmente anhelado durante años y años. Así vibró la famosa bailarina.
Paparazzi acudió al lugar elegido por los tortolitos, un restaurante muy coqueto que alquilaron durante todo el día y al que se acercó una jueza para cumplimentar el trámite legal de estampar las firmas y labrar la libreta de casamiento.
Este medio registró la llegada de algunos de los ochenta invitados, como Miriam Lanzoni con su pareja y ni hablar de Vanina Escudero y Waldo Navia, quienes sufrieron un pequeño retraso, que se convirtió en motivo de una burla de los presentes.
Lo llamativo de toda esta historia se produjo en un momento tradicional de las celebridades, sobre todo de las que trabajan en la industria. Tras un tiempo, Escudero salió del recinto y se prestó a las fotos para todos los reporteros gráficos y las cámaras de televisión. Así evidenció su impresionante look, que constó de un traje muy canchero todo en blanco impoluto.
Entonces, los trabajadores de la prensa le solicitaron si podía acercarse Federico para captar a la feliz pareja juntos. Empero, Silvina aclaró: “Él no es el del medio, están pidiendo un montón”. Una argumentación peculiar, que causó extrañeza, por más que el novio no le agrade la exposición.
IMÁGENES: CARLOS GONZÁLEZ.
