Silvina Escudero se casó con Federico, su novio de los últimos cinco años – Revista Paparazzi

¡Dio el sí! Silvina Escudero se casó con Federico tras 5 años de romance: "Sueño hecho realidad"

La ceremonia se desarrolló en el Registro Civil de Tigre. Ella estaba toda de blanco. El, de beige. El clima (26 grados) se asoció a la fiesta.
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Blanca y radiante fue la novia, nomás: con un trajecito, un top y un par de zapatos de esa tonalidad, Silvina Escudero se casó con Federico, su novio de los últimos cinco años, y los dos explotaron de felicidad. Lo único que rompió el molde fue el ramo de flores que llevaba en sus manos, donde había petalos rosas, verde esmeralda, amarillos y rosados. El color esperanza, además, se les notaba en el rostro.

El clima acompañó. Cuando Escudero y su muchacho ingresaron al Registro Civil ubicado en Tigre, bien al norte del conurbano bonaerense, el termómetro marcaba 26.1 grados, una temperatura poco frecuente para este época del año. Cuando al invierno todavía le queda poco menos de un mes, el calorcito se asoció a la "sensación primaveral" que embriagaba a los novios.

Federico siempre fue el "misterioso novio" de Silvina, quien durante muchos tiempo prefirió no mostrarlo públicamente. Esa actitud -más cierta negativa a hablar del tema- generaron dos hipótesis. La primera, que la bailarina no estaba muy convencida de sus sentimentos. La segunda, mucho más chimentera, que tenía miedo de que "se lo robaran" porque el muchacho "está muy bueno".

Como sea, el noviazgo fue progresando, logró sortear una fuerte crisis que lo golpeó en plena pandemia (Escudero llegó a admitir que se habían separado, pero también que lo extrañaba mucho) y en las últimas semanas se precipitó derechito al altar, para algunos de manera sorprendente y para otros de forma muy esperada.

"El sueño se hizo realidad" alcanzó a decir Silvina, sonriente y muy contenta, al lado de Federico, quien prefirió correrse del contacto con la prensa. El, también sobrio, se recogió la melenita con un rodete que le caía por arriba de la cabeza. Sus roopas beiges o marrones claras no ensombrecieron la pinta de la novia. Los dos estaban elegantes, distinguidos y muy muy contentos.

La ceremonia no fue larga ni corta. "Duró lo que tenía que durar", según lo que consideraron algunos de los testigos. "A los dos se los veía muy emocionados y contenidos" se dijo también. Se fueron de la mano, como esperan y desean transitar el resto de su vida. El sol brillaba como pocas veces para esta época del año. Quizás sea un buen indicio, aunque las abuelas auguran prosperidad y buena vida para aquellas parejas que ase casan abajo de un aguacero. A veces hay que ir a contramano de las señales y las frases hechas.

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