En medio de un año difícil y muy distinto para todos, Marina Calabró debutó al frente de Confrontados por El Nueve. A pesar que los números fueron buenos, la periodista días atrás recibió la noticia de que su programa no seguirá al aire en el 2021.
En diálogo con Paparazzi, ella dijo al respecto: “Estoy más o menos en shock porque ya algunas cosas se veían venir. Una tristeza porque creo que hemos hecho un papel re digno. Estarán siempre me mi corazón porque fueron mi primer equipo. Estoy sensible. No soy fuerte”.
La periodista y conductora también hizo referencia a otro cambio que le tocará afrontar en lo laboral, ya que Diego Leuco, su compañero de tantos años, abandona Lanata sin filtro, el programa de Jorge Lanata, donde trabajan cada mañana en Radio Mitre: “Una de las mejores cosas que me pasó en mi carrera profesional fue cruzarme con el equipo de Lanata sin filtro. Vivo con tristeza la partida de Diego. Lo vamos a extrañar. Hay confianza, cariño, respeto. Algunos son familia. Con Diego además hice DDM. Es un fin de año de pérdidas. No lo quiero ni pensar. Lo de Diego aún no me lo puedo ni graficar. Es triste la partida de Diego, entiendo todas sus razones y si uno hubiese podido lo hubiese retenido”.
Muy triste, en la charla con Paparazzi, Calabró abrió las puertas de su casa y de su corazón, donde se mostró como una mujer que en el fondo es frágil: “La conexión con mi papá duró y perduró y en algún lugar está. Estoy un poco enojada porque me siento un poco abandonada. Son etapas. Reconozco que estoy siendo re contra injusta, porque no ha sido más que un padre atento, contenedor, pero uno a veces tiene como rachas, que se enoja con los viejos. Cuando él vivía no me he enojado nunca. Él ha sido tan perfecto cómo papá que me he enojado poco. Ahora estoy un poquito enojada”.
Por último y mirando una foto del día de su nacimiento, Marina se refirió a que le diría a esa niña la mujer que es hoy: “Le diría que no cometa el error de vivir demasiado presionada y que se ocupe sólo de ser feliz. Creo que es lo único que me faltó aprender antes. Que vaya por la vida más liviana y trate de ser lo feliz que pueda. Y, cómo diría Sabina, las lágrimas para llorar sólo cuando valga la pena”.
“A veces aplico sobre mi demasiada exigencia y tendría que ser más condescendiente conmigo. Se hizo lo que se pudo, se dio lo mejor y aflojar. Eso es lo que más me cuesta”, concluyó Marina.