Moria Casan, como siempre, sin filtros se sometió a un divertido ida y vuelta con Paparazzi. Sin pelos en la lengua, la diva de todos los tiempos no dejó tema sin tocar y respondió todas las preguntas de la mejor manera. ¡La nota es imperdible! ¡A leer!
–¿Qué relación tuviste con tus padres?
–Papá y mamá fueron fabulosos. Yo fui única hija. Los pienso mucho, pero es como si siempre estuvieran. Nunca me fagocitaron. La independencia que me dieron hizo que no estuviera frustrada. Siempre me sentí poderosa con ellos. Mamá era actriz vocacional y ama de casa, papá era militar y músico. Solo los vi discutir porque papá era radical y mamá peronista.
–¿Con qué soñabas cuando eras adolescente?
–La Moria adolescente con lo único que soñaba era con ser independiente, porque a los 12 años puse una academia de baile en el garaje de casa. Solo quería mi propia construcción psíquica. Una vez acompañé a una amiga que quería conquistar a un hombre y le fue a pedir ayuda a una bruja. La bruja me dijo “vos quedate” y me advirtió todo lo que me pasó después. Hasta que iba a ser una de las mujeres más famosas de la argentina. Fui mi albañil, mi maestro mayor de obras y mi arquitecto.
–Hablemos de tus hombres, que has tenido algunos… ¿cuál fue el más importante?
–Castiglione, el padre de mi hija. Carlos Sexton, que me hizo conocer muchas cosas, fue un hombre que me marcó muchísimo. Son los únicos a los que admiré. Y todos los demás, salvo Massud, Tati del Sol y Santiago Laborda, que fueron buena gente, resultaron totalmente olvidables. No porque los cosificara sino porque cambiaban, aspiraban mi fama y yo decía “esto no es así” y me parecían de una personalidad nefasta.
–¿Con quién tuviste el mejor sexo de tu vida?
–Conmigo misma. Yo misma me desvirgué haciendo un pase de baile, y a partir de ahí me exploré por cuanto costado hubo. Siempre tuve buen sexo porque soy muy intensa en la cama. Que el hombre no te desvirgue te da una gran autosuficiencia. Disfruto y celebro el sexo, con amor o sin amor. Incluso pretendo el sexo no comprometido. Ahora estoy feliz con Poidomani que es un genio, un hombre increíble, tiene una cabeza de avanzada, es un par, un siamés universal.
–Hay hombres como Julio Iglesias o Cacho Castaña que dijeron que estuvieron con 3.000 o 5.000 mujeres. ¿Vos te animás a decir con cuántos hombres estuviste?
–No es para jactarse decir con cuantos te acostaste. Además, no me acuerdo. Yo no sacralizo el sexo. Para mí el sexo tiene el mismo valor que la comida o tomar un té con una amiga.
–¿Con qué famoso te quedaste con las ganas de estar?
–No me gustan los famosos porque son muy narcisitas y para Narcisa estoy yo. El famoso tiene el ego muy pisoteado y se suben a un escenario a que los quieran o no los quieran. Hay poco famoso contento con su vida, son muy retorcidos y enroscados.
–¿Qué sentiste cuando te metieron los cuernos?
–Alivio. Nunca manejé la culpa, pero sí una especie de compensación.
–¿Y cuando fuiste infiel vos?
–Fue por poco tiempo, porque enseguida decido. Aunque no me gusta la doble vida, durante muchos años tuve un clandestino que no me lo conoce nadie ni lo conocerá. Y me sentí bien, porque nunca sentí remordimiento por nada de lo que hice porque soy una mujer que actúa según su moral y su ética y no me fijo en los demás ni me pasa nada con la culpa. Las preguntas acerca de por qué hago cada cosa se terminaron a los 3 años.
–¿Cuál es, para vos, la mujer más linda del mundo?
–Para tener sexo no porque necesito ser penetrada y me encantan los tipos, pero la mujer más linda del mundo me parece la Loren. Sophia Loren. El ejemplo de barroquismo que me gusta en una mujer. Cara, curvas, pelo, su manera de caminar. Todo. Y encima, gran actriz.
–¿Sos millonaria? ¿Llegaste a ganar mucho dinero? ¿Cuál es tu fortuna?
–Mi mayor fortuna es estar sana y que nunca me haya faltado nada porque me gano el dinero con mi trabajo y mi talento desde los 12 años. El billete nunca me faltó. Y algo en la heladera tampoco. ¡Me muero si tengo que pedir prestado! No le pude pedir plata a mi padre a los 12 años, menos ahora. Después, hablar de dinero me parece una obscenidad. No es cursi, es cliché patético. El primer Mercedes 500 de la Argentina lo tuve yo en los 80. Me pidieron para ser tapa y dije “ni loca, yo no soy una imbécil”. Nunca me gustó ostentar, pero casi siempre me compré los primeros autos que nadie tenía.
–¿Estar presa en Paraguay fue lo peor que te pasó en la vida?
–Estar presa fue una experiencia más y hasta te diría que fue la más cómoda, porque por un tiempo nadie me pidió nada, si yo soy un cajero con tetas. Todos me mimaban, yo sabía que no había hecho nada. No estuve en celda, estuve cómoda. Eso fue “numeral me impresiona mi fama”. Fue porque soy Moria Casán. No me gusta hablar de mí en tercera persona, pero fue eso. Una experiencia fabulosa que muestra una vez más mi resiliencia.
–¿Alguna vez te acosaron o se propasaron con vos?
–No, para nada. Al contrario. Yo era medio acosadora. La que me pasé fui yo. Yo era atrevida. Una vez le pegué a un hombre porque él me pegó a mí. Y después me separé. La primera piña me sorprendió, la segunda se la devolví y a la tercera me separé.
–Como abuela se te ve más cariñosa que cuando eras madre, ¿es así?
–Pienso que como madre fui excelente. Y como abuela siento que volví a tener hijos. Los días en que nacieron mis nietos fueron iguales al día en que nació mi hija. Sofía Gala es mi extensión. Ella es como yo, pero con otra forma. Es amor puro. Siempre le agradezco que me haya permitido conocer el amor.
–¿Quién es Humberto Poidomani?
–Es el hombre que me completa. El hombre que siempre soñé, con esa cabeza única y una intelectualidad brillante. Somos siameses universales. Leemos las mismas cosas, compartimos los mismos filósofos. Lo conocí y en menos de treinta días me casé con él en Florencia, un día de los Inocentes. Hasta que lo conocí a él tuve al clandestino, pero ya no.
