Gastón Trezeguet les dio la razón a los que dicen, aseguran y afirman que la televisión es una gran payasada: el legendario participante del primer Gran Hermano de la historia apareció en A la Barbarossa vestido de payaso. Algunos desprevenidos pudieron sorprenderse, pero el público fiel del programa no. Había perdido una apuesta con Paulo Kablan y tuvo que cumplir.
¿Que habían apostado? Sencillo: a quién salvaba Marcos. El periodista policial y columnista de Argenzuela, el programa de Jorge Rial, se la jugó y contra todos los pronósticos,confió en que Marcos iba a sacar de placa a Romina. Trezeguet "hizo la lógica" y aseguró que la salvada sería Romina. Estaba tan seguro que hasta tuiteó que no podía creer que hubiera gente que pensara que no haría eso.
Las prendas eran bastante arriesgadas. Si perdían, tanto Kablan como Trezeguet debían presentarse al ciclo de Georgina disfrazados de payasos. Los dos bromearon con que Nancy Pazos, que también se la jugaba por Romina, tenía que ir en ropa anterior. Ya lo hizo esta semana, en la radio, pero agobiada por la infernal ola de calor que golpea a toda la Argentina y no porque haya sido derrotada en alguna compulsa. Trezeguet, por su parte, se comprometió a "entrar al estudio disfrazado de payaso" en caso de que no se diera lo que arriesgó él.
Georgina y el resto del panel llegaron al programa de hoy sentados a la mesa con cuchillo y tenedor. La duda, para todos ellos, era saber si Trezeguet cumpliría con su palabra o si se haría el tonto y trataría de pasarla de largo. La duda se resolvió en cuestión de minutos.
El suspenso se terminó cuando Trezeguet, efectivamente, ingresó al estudio como si fuera el plató o el escenario de un circo. Menos el pantalón -se puso un jean- estaba completamente disfrazado de payaso. Era un clown hecho y derecho. Los zapatos eran marrones y puntiagudos, el saco multicolor, igual que la peluca que llevaba puesta. En la cara tenía una nariz roja pero no lo habían pintado.
Lo hicieron pasar por la mesa y después ir hasta el living. Le pidieron que bailara, que hiciera chistes o alguna morisquetas. "¿Qué haga alguna gracia? ¡Pero que quieren, che! No doy más. Esto es lo peor que me pasó en la vida, je..." bromeó Trezeguet. Igual, tan mal se ve que no la pasó: al ratito nomás ya estaba prometiendo que si no hay fulminante, va al Obelisco disfrazado de murguero.
