Dicen que siempre se vuelve al primer amor, y Wanda Nara lo está demostrando en su estadía en Buenos Aires. Cuidado: no volvió con Maxi López, ni está planeando regresar al teatro de revistas, ni va a protagonizar una escandalosa tapa de Paparazzi, viejos afectos de la rubia más polémica del mundo. No: desde chiquita, cuando nada hacia presagiar los múltiples vínculos que mantendría con futbolistas siendo ya una adulta, fue muy muy muy hincha de River. Y al alojarse aquí para conocer a su sobrino Viggo, el segundo hijo de Zaira Nara, eligió un tremendo departamento con vista al estadio Monumental.
En la actualidad, River no está utilizando su cancha. Como encaró una profunda reforma de su campo de juego y del primer "anillo" de plateas del Monumental, hace de local en el estadio "Libertadores de América" propiedad de Independiente, el popular Rey de copas de Avellaneda. A Wanda no le interesó la falta de competencia en Nuñez, y al momento de alquilar "depto" para alojarse en Buenos Aires eligió uno que tuviera cercanía con el club del que es simpatizante desde pequeña.
En realidad, Wanda vive en las ciudades de Europa donde juega su actual marido, el goleador Mauro Icardi. Cuando jugaba para el Inter, de Italia, vivieron en Milán, una de las capitales mundiales de la moda. Allí, ella se sentía feliz y a gusto recorriendo sus principales centros comerciales y "reventando" parte del dinero que ella le hacía ganar a él, pues era su representante y una "excepcional negociadora de contratos" según los dirigentes con quienes negoció.
Pero el cuadro "neroazurro" (negro y azul) decidió desprenderse del atacante, y el destino no pudo ser mejor para ella: Paris, donde Icardi intenta llevar al super poderoso Paris Saint Germain (PSG) a ganar su primera Champions League. Aunque es compañero de grandes figuras como Angelito Di María, Neymar y Mbappé, no lo pudieron lograr. En la última perdieron la final de Lisboa contra el arrollador Bayern Munich, el primer campeón de la historia que se consagró ganando todos los partidos y que, entre otros resultados, le metió 8 al Barcelona de Lio Messi.
Wanda viaja de capitales a capitales llevando con ella su particular estilo que combina el indudable estilo glamour pero también el sello de lo popular que no perdió aunque vista de Versace, Louis Vuitton o Donna Karan. En Buenos Aires vive en un comodísimo departamento desbordante de amenities y de lujos.
Tiene pisos de mármol, ambientes super amplios, un vestidor gigante donde acomodar las "toneladas" de ropa que necesita tener al alcance de la mano aunque sólo se trate de una visita "relámpago", una cocina que parece un dos ambientes que visita a menudo para probar algo pero muy poco para cocinar, un baño donde podrían cenar o almorzar 4 o 5 personas y un living impactante.
Pero para ella, lo mejor está en el balcón. Más que nada en la vista. Solamente hay que asomar la cabeza para descubrir la silueta inconfundible del Monumental, la cancha donde el seleccionado argentino ganó su primer mundial, el de 1978, un sueño que tuvo Icardi pero que por el momento será difícil de cumplir. A pesar de meter una tonelada de goles por temporada, no lo convocan. Para muchos, sigue pagando la osadía de haberse enamorado de la esposa de otro futbolista.
