El domingo 23 de octubre, apenas a siete días de ingresar a la casa de Gran Hermano con un perfil altísimo, el musculoso rosarino Tomás Holder armó su pequeña valija y se fue del reality tras acumular más del 59 por ciento de los votos, dejando en claro que la audiencia no lo quería ver más.
El público prefirió salvar a Marcos y a Agustín y Tomás se fue. Pero a segundos de atravesar la puerta, mientras tenía su primer contacto con el afuera de la mano de Robertito Funes Ugarte, el joven de 21 años vivió un momento rarísimo: un tema técnico que incomodó a todos.
“Tenía unas ganas de salir… No sé si salir, pero tenía ganas de respirar y de vivir mi vida. Extraño a mi fam…”, decía el influencer, que en su paso por el programa vivió varias situaciones polémicas, cuando, súbitamente, el pasillo donde estaban quedó totalmente a oscuras.
“¡Se cortó! ¡Se cortó la transmisión!”, dijo de inmediato Santiago del Moro desde el estudio, para salvar el bache de la televisión en vivo. “Se cortó la transmisión. Robert, informale que está su novia y su madre esperándolo acá. Están acá en el piso”, siguió el conductor de Telefe.
“La luz se apagó y se prendió de vuelta”, dijo entonces Robertito, y Tomás atinó a comentar: “Puede ser que me espera algo lindo afuera”. “Volvió la luz, Santi. Cosa de Mandinga”, cerró el periodista luego de despedir al primer hermanito en quedar fuera del juego.
La salida de Holder tuvo diferentes repercusiones entre los participantes, y uno de los que la festejaron fue Thiago. “Te dije que los buenos se quedan y los malos se van", le dijo el adolescente de González Catán al abrazar a Agustín, quien también había quedado nominado.
