Santiago del Moro no se cansa de repetir que la casa de Gran Hermano “se come a los participantes” y les muestra lo más escondido de sí mismos. Y a Rosina Beltrán, el encierro de meses le viene sacando comportamientos de lo más extraños que generan ruido en el afuera.
No vamos a hablar del fetiche que tiene Rosina con besar pies, una práctica de la que no se salvó ni Manzana ni Isabel en su peor día de pedicuría. Sino, de la costumbre de la uruguaya a la hora de comer encerrada en el baño. Más precisamente, dentro de la bañera.
Feliz y concentrada en una hamburguesa que había escondido fuera de la heladera durante un día para que no se la roben, mientras se daba un baño de espuma. Así se la vio en los últimos días a la Superpoderosa y las redes no tardaron en reaccionar.
Rosi se hizo viral y la llenaron de críticas por la insalubre costumbre, ya que comer sumergida le puede provocar calambres, vómitos o diarrea. “Rosina se guardó una hamburguesa de ayer a la tarde para hoy en el cuarto y se la está por comer, 24 horas afuera de la heladera”, comentaron en Twitter, donde pidieron por su expulsión.
LA SANCIÓN A ROSINA POR ROMPER LAS REGLAS EN GRAN HERMANO
El desafío Congelados está derivando en varias sanciones para los hermanitos que no respetan las reglas. Le pasó a la pobre Zoe, de rebote, por lo que le dijo su mamá y fue considerado como información para el juego. Y a Rosina, que al ver a su madre no pudo evitar preguntarle por su gatita.
Luego de aguantarse el abrazo, la morocha no pudo más y mencionó el nombre de la felina. “¿Mágica?”, dijo ella, y Gran Hermano la sancionó con un castigo: no le permitió jugar por la casa prefabricada que se terminó llevando Martín Ku ni participar para la prueba por el liderazgo.
