El 25 de junio de 1978, conmovida por el agónico y sufrido Argentina 3-Holanda 1 pero anestesiada política y socialmente, una Buenos Aires congelada asistía a la primera consagración del seleccionado nacional como campeón mundial de fútbol.
Leopoldo Jacinto Luque era uno de los delanteros titulares de ese equipo que dirigía César Luis Menotti, del que Diego Armando Maradona se quedó afuera un mes antes de que arranque el torneo.
42 años más tarde también hace frío. Pero no hay fútbol. El coronavirus ha silenciado cualquier actividad deportiva. Sin embargo, una extraña voltereta de la vida y del destino logró que Maradona y un Leopoldo Luque volvieran a ser protagonistas del hecho más rimbombante de un 25 de junio, en este caso el de 2020.
Leopoldo Luque, curiosamente, se llama el neurocirujano que se transformó en el médico de confianza de Diego Maradona. "El de cabecera". Es un muchacho joven que no guarda parentesco alguno con aquel delantero de pelos largos y barba en el rostro.
Nunca había hablado. Hasta hoy, que le dio una nota a Intrusos. Se lo escuchó decir sereno, pausado, medido, pero también firme, directo y conciso. Incluso, contó algunas cosas que pueden costarle un enojo del entrenador de Gimnasia.
Maradona fue centro de la escena esta semana al trascender un viejo video donde se lo ve bailando y bajándose los pantalones: sus glúteos quedaron unos cuantos segundos frente a la cámara. Si bien las escenas son antiguas, su filtración y el aparente estado de embriaguez del Pelusa dispararon, una vez más, las polémicas en torno de su figura.
Entre muchas otras cosas, Luque admitió que Maradona "tiene un problema con el alcohol", al que calificó de esta manera: "Hay excesos que a veces vienen y aveces se van. Esta cuarentena que representa un encierro tan largo, en ese sentido no ayuda para nada".
Sin embargo, el médico puso énfasis en señalar que Diego "hace mucho tiempo que está limpio de cocaína, absolutamente limpio. Si bien es una lucha que nunca hay que darla por ganada porque la conductas adictivas son así, es real que ya lleva mucho tiempo sin contacto".
Luque, quien aclaró que "mi carrera profesional va por otro lado y muchas veces quise dar un paso al costado, incluso por llamados que recibí que no merezco de ninguna manera, pero Diego me convenció de seguir porque se siente muy cómodo con mis palabras y mis consejos", contó que el ex jugador "está mal de ánimo".
Para graficar su idea, contó que "los problemas familiares lo ponen muy mal, como le pasaría a cualquier ser humano. Muchas veces me dijo que le gustaría tener a todos sus hijos juntos, y no lograrlo lo afecta. Yo no me pongo de ningún lado, no digo quien tiene razón o no, solo cuento cómo son las cosas".
"A veces lo veo bien, pero otras no. Su ánimo es cambiante", reportó Luque, y para dar una idea de lo cambiante que está Diego recordó que "el viernes lo llamé y estaba bien. El sábado, domingo y lunes era el Maradona de La Noche del 10. Lucido, completo, perfecto. Ahora el martes ya estaba distinto y ni ganas de atenderme tenía".
Por último, aceptó que Maradona "toma algunas pastillas" para nivelar su ánimo, pero consideró "una barbaridad que digan que vive empastillado". Para Luque, "se trata de una medicación que no es fácil de sacar".
