China Suárez, sinónimo de polémica. El rol que ejecutó en el Wandagate la posiciona en el ojo de la tormenta, en el centro de los debates por el romance clandestino que construyó con Mauro Icardi y que derivó en una profunda crisis del matrimonio de Wanda Nara.
Los detalles brotaron por doquier, con la velocidad de la actualidad se acumularon los acontecimientos, para generar el encadenamiento de los acontecimientos. Ya germinaron a la luz los primeros contactos en lo digital, las promesas del delantero de una supuesta separación de su esposa, los deseos de la actriz de encontrarse en un lugar del mundo y finalmente los pormenores de la noche de desenfreno en un hotel en París.
Las fuentes y los protagonistas transmitieron decenas de pormenores, así se supo hasta la charla telefónica que mantuvieron la China y Wanda, en la que Suárez le reconoció que viajó a la capital francesa con el único deseo de entrelazarse en las sábanas con Mauro.
Incluso, en los últimos días se supo que María Eugenia o Icardi filmaron ese encuentro fogoso, esa infidelidad y engaño a Wanda Nara. Karina Iavícoli aseguró en Intrusos que existe un registro fílmico de ese rato de pasión. Solo restaría que se publiquen esas imágenes, porque el resto ya está todo dicho.
Mientras se aguarda la entrevista que Suárez le brindó a Alejandro Fantino, y que se exhibirá en Star+, la actriz viajó a Jujuy a rodar una película con el español Álvaro Morte, el profesor de La casa de papel. Así, la blonda cargó de contenidos su Instagram como si todo el ruido del escándalo no la salpicara.
El trabajo llegó a su final y la China decidió expresar las sensaciones de esta culminación: “Cómo cuestan las despedidas. Objetos me hiciste muy feliz ¡Los sueños sí se cumplen! De ese primer casting, después otro y otro y, finalmente, me llamaron el día de mi cumple para decirme que había sido elegida”.
Así como si nada pasara en torno a su figura, Suárez optó por compartir en su plataforma digital la tristeza que la inunda por el cierre del rodaje del film español. Mejor no hablar de ciertas cosas.
