Categorías: TEVE

Gabriel Cartañá: “Entre mayo y septiembre del año que viene va a haber una explosión de mujeres embarazadas”

El psicólogo de la tele analiza el presente de las conductas humanas a consecuencia del aislamiento que impone la pandemia. Y reflexiona sobre el futuro que nos espera.

Publicado por
Noelia Santone

Psicólogo forense de largo recorrido profesional, Gabriel Cartañá analiza la realidad con los televidentes de Bendita Tevé en las noches de El Nueve, y en radio Continental en Bien levantado, en ambos programas junto a Beto Casella. Y comparte sus reflexiones sobre la pandemia de coronavirus, invitando a pensar…

“No creo que las cosas, en la práctica real, cambien definitivamente. Estamos viviendo una situación grave, aguda, pero temporal. Ahora, si este período de cuarentena se extiende un tiempito más, sí nos va a cambiar la cabeza y hará que nos replanteemos nuestra forma de vivir. Vivimos en una sociedad que está apurada por no saber adónde va… La gente quiere que termine porque, primero, toda la situación asusta. Y, segundo, porque no nos gusta que nos digan lo que tenemos que hacer…”, expone.

–¿Estamos más preocupados porque no podemos darle un abrazo a nuestros seres queridos o porque no podemos salir a generar dinero?
–Depende de cada persona… Si tenés una cuenta bancaria con ahorros, lo que te va a preocupar en este momento es abrazar a tu madre, padre, tía. Ahora, si no tenés ahorros, tenés niños que tienen que comer esta noche, el abttrazo puede esperar, lo que vas a querer es que tus hijos coman. El abrazo no angustia, pero la comida y la supervivencia, sí. Siempre, lo que deseamos, es lo que no tenemos. El ser humano es un ser social después de que se alimentó. La supervivencia es lo primero.

–Los adultos mayores, más allá de todas las recomendaciones, están en la calle. ¿Es por real necesidad o porque son “tercos”?
–En algunos casos es innecesario y en otros, no. Muchos son adultos mayores que están solos, que no tienen opción. Ese es un grupo. Y después está el otro grupo, el de los tercos. Nosotros tenemos la falsa sensación de que la vejez es sinónimo de sabiduría, ¡no es cierto! La vejez es sinónimo de arrugas. Si una persona es necia de joven, será un necio de viejo si no evoluciona y aprende de los errores. La sabiduría es una construcción, no un esperar. Es un lugar al que se llega después de mucho esfuerzo y trabajo, y no todos lo hacen. Entonces, hay mucho viejo pelotudo dando vueltas.

–En los medios se refleja la pandemia todo el tiempo, ¿eso juega a favor?
–Hay dos pandemias en este momento: una que es la del COVID-19 y otra de información, sobreinformación sobre el COVID-19. Creo que si ponés el canal Venus vas a ver una película condicionada sobre el virus. Y así terminamos sobresaturados de información que no necesitamos. Sí hace falta la información en referencia a cómo cuidarnos. Recomiendo poner la tele media hora a la mañana y prenderla nuevamente a la seis de la tarde para ver lo que pasó durante el día. Después, hay que conectarse con programas de humor, románticos, series, ver una buena película porno si tenés ganas y olvidarse del coronavirus. Entre mayo y septiembre del año que viene se va a dar una explosión demográfica de aparición de bebés, va a haber muchas mujeres embarazadas. Pero no por un tema erótico…

–Tiene que ver con el apego al concepto de vida, ¿no?
–Como venimos escuchando la palabra muerte durante todos los días por mucho tiempo, cuando esto termine vamos a querer escuchar la palabra vida. La gente se va a animar a hacer, tal vez, las cosas que no se animaba, entre ellas tener hijos.

–Hoy los pacientes oncológicos luchan contra dos batallas: salvarse de esa enfermedad y no perder su salud en una pandemia…
–Si tienen posibilidad de salvarse, se tienen que cuidar del coronavirus. Pero si es paciente terminal, está muy asustado. Tal vez ya asumió que se va a morir, pero tiene miedo de morirse solo porque sus familiares no lo podrán acompañar. Tengo un paciente en fase terminal, que tiene su cuerpo tomado y decidió abandonar su tratamiento. Los médicos le habían dado tres meses y hace cuatro años que está lidiando con la vida. Me dijo que antes no tenía una meta y que ahora sí tiene una pequeña: quiere ver el mundo postcoronavirus.

–Con el aislamiento crecieron los casos de femicidio. ¿El encierro pone de manifiesto las conductas inapropiadas del hombre?
–El que es violento, es violento. No podemos culpar al coronavirus de la violencia o la toxicidad de algunos hombres. El problema de la cuarentena es que los tiene encerrados. Esas mujeres son las que peor lo están pasando. Lo equiparo con las personas que están en situación límite, que no tienen para llevarse un bocado a la boca.