El futuro laboral de Marcela Tauro aún no está definido. Ni ella ni América, el canal para el que trabaja hace años desde que se incorporó al panel de Intrusos en el espectáculo, tienen una decisión tomada
A una semana del cruce al aire entre la panelista y el conductor del ciclo, Jorge Rial, las especulaciones fueron creciendo y se barajaron todo tipo de versiones, ninguna con confirmación oficial.
La periodista transita sus días en su casa, respetando el aislamiento social obligatorio por la pandemia, y desde la emisora de la calle Fitz Roy están pensando en distintas alternativas en el caso de que Tauro no vuelva al equipo del periodístico de espectáculos.
El fin de semana fue bisagra en la comunión del grupo de producción, contenido y charlas internas. Fue el administrador del grupo, el propio Rial, quien sacó del chat de trabajo a la comunicadora, también integrado por Rodrigo Lussich, Adrián Pallares, Débora Damato, Daniel Ambrosino y Guido Zafora.
Todos quedaron sorprendidos con la acción categórica del sábado, en tiempos donde las comunicaciones por WhatsApp y los contactos por redes sociales parecen significar una parte importante del vínculo no solo entre las personas, sino como símbolo de continuidad laboral.
¿A UN PASO DE LA DESPEDIA?
Marcela solo interrumpe su cuarentena para acercase hasta la radio (La 100, donde es parte del programa de Guido Kaczka y de Santiago Del Moro), respetando un criterio de rotación que ahí sí está definido y programado por las autoridades, no como se dijo que sucedía con su ausencia en Intrusos.
Hay días en que Tauro va al ciclo radial de Guido y otros al de Santiago, cumpliendo con la rutina entre dos y tres veces a la semana. Al aire con los dos conductores no se tocó el tema de su continuidad ni lo sucedido con Rial. Por el contrario, es uno de los ámbitos donde ella se siente a “gusto” y hasta se la nota de muy buen humor.
El sábado 23 de mayo fue cuando Jorge Rial decidió sacar a Tauro del chat de trabajo.
El viernes estaba prevista una charla con las autoridades de América que, finalmente, no se concretó. Pero más allá de esa conversación que no se hizo, la periodista no recibió ningún tipo de llamado. Jorge no se comunicó con ella y ella no se comunicó con él, ni siquiera por intercambio de mensajes.
No volvieron a hablar de que ella no quiso revelar su fuente de información, siendo uno de los “secretos” que suele resguardarse en la profesión. A pesar de lo sucedido el sábado, todavía ambos están evaluando si quieren volver a estar sentados uno al lado del otro durante dos horas y media.
