Karina Jelinek cumplió 41 años estando en Miami. Allí, la modelo celebró rodeada de amigos pero quería un festejo más grande al que pudieran ir todos los que no viajaron con ella a Estados Unidos. Por eso, organizó una nueva reunión donde estuvo pendiente de cada uno de los detalles.
En su casa de country, en Nordelta, Karina recibió a sus amigos de la vida como así también a los del mundo del modelaje y de la tele, con ansias de compartir el comienzo del que, espera, sea uno de los años más importantes de su vida.
Con un imponente jardín ambientado por Ramiro Arzuaga, uno de los más reconocido en la "materia", Karina hizo que su gente se sienta cómoda con una distribución de asientos y sillones con estilo informal, centros de mesa decorados con rosas en color violeta y un un sector especial con luminaria que resalta su frase de "cabecera" a la hora de las entrevistas: lo dejo a tu criterio.
Acompañada por su pareja, Flor Parise, que la secundó en todo momento, Jelinek vivió una noche soñada al ritmo de la Bresh, la fiesta que se impone en varias partes del mundo y que fue a su residencia para ofrecerle a ella y a sus invitados un evento único hasta las tres de la madrugada y acompañar, también, una imponente mesa dulce con alternativas incluidas para celíacos y participantes que no pudieran comer azúcar.
Entre los presentes más conocidos estuvieron Ana Rosenfeld, que no solo es su abogada hace años sino que también se convirtió en una confidente personalm Mariano Caprarola, ex compañero de La jaula de la moda, con quien además pasaron muchas horas en los backs de desfile, Virginia Elizalde, ex modelo, y Coco Fernández, uno de los principales directivos de El 13.
Al ritmo del regeaton y de la cumbia, entre otros ritmos que impuso la noche, Karina bailó hasta el cansancio. Y a la hora de "soplar las velitas", dentro de los deseos más destacados, la morocha reafirmó su deseo de traer un hijo al mundo, algo que pronto concretará a través del método de subrogración de vientre.
