Dentro de las particulares vivencias que ocurren en La Voz Argentina, el lunes se configuró un momento de altísima emotividad, de una atmósfera de conmoción por la historia de Luciana Irigoyen.
La joven de 28 años convenció a Ricardo Montaner y a sus hijos Mau y Ricky con su excelsa performance arriba del escenario, pero sobre todo creó un puente con todo el público por la valiente confesión de un durísimo trance personal.
Ricardo Montaner acudió a su excelente capacidad de oratoria y poder de convencimiento para invitar a la participante a sumarse a su equipo. En ese raid le propuso que describiera a su familia y claro que no imaginó que se abriría la puerta a una historia muy conmovedora.
El ídolo latino le preguntó: “Hablando de familia, que ellos aprendieron de mi, quiero me hables de tu familia, de tus padres, si te apoyan en la carrera musical”.
Inmediatamente llegó la descripción de una circunstancia impresionante, dado que Luciana tomó aire y contó: “Que pregunta la tuya. Estoy acá y mi mamá murió hace un mes y pensé que no iba a volver a cantar nunca más”. Todo el estudio sintió una empatía instantánea y los jurados se llenaron de lágrimas en los ojos.
La cantante continuó con el relato de esta experiencia tan movilizante y agregó: “Mi mamá se fue de mis brazos mientras yo le cantaba la gloria de Dios y dije que no iba a cantar más. Sin embargo, voy a La Voz, que era algo que ella quería para mi”.
Totalmente sumido en ese cúmulo de sensaciones, Ricardo se acercó y le agradeció con muy bellas palabras. “Quiero que sepas que valoro eso que acabas de decir y quiero que sepas que tu mamá está disfrutando desde el cielo viéndote triunfar”, le expresó el músico.
