Wanda Nara siempre pergeña todo lo necesario para continuar en la boca de la opinión pública, apela a todos los recursos para ser tendencia, para que no se apague el interés sobre su figura y su vida llena, repleta, de lujos, de excentricidades y de dinero.
La influencer se transformó en el personaje más potente del 2021 al protagonizar el escándalo más resonante de los últimos años, el Wandagate. La infidelidad de su marido Mauro Icardi con la China Suárez, quienes se entrelazaron entre sábanas en la oscuridad de un cuarto de hotel, la posicionó en el centro de todas las miradas.
En ese afán, o esa pulsión porque todos hablen de ella, Wanda volvió a construir otro capítulo de su novela, al lograr que Icardi la dejé de seguir en Instagram. Ese pequeño gesto, más la foto de Nara sin la alianza matrimonial, dispararon los rumores de divorcio.
Tan simple, así como ingenioso. Una pequeñez con la que consiguió que todos los portales y todos los programas analizaran hasta el hartazgo una nueva crisis matrimonial, incluso se especuló que en breve llegaría un comunicado de la pareja para anunciar esa ruptura.
En todo este contexto apareció la voz de Amalia Granata, que fiel a su lengua mordaz y sin filtros de lo políticamente correcto lanzó al aire una crítica fortísima del accionar de Wanda, de toda la parafernalia que construye de su vida privada.
En su participación en Polino auténtico, la ex Gran Hermano encendió la explosiva opinión de Nara: “¿No tienen una vida propia íntima? ¡Todo lo tienen que mostrar por las redes! Que si están peleados o no ¡Es todo muy, muy inmaduro!”
Hasta que exclamó con vehemencia su pensamiento de Wanda: “¡Flaca, ya sos una señora grande para estas pavadas! Es todo muy inmaduro, a mí me da muy ‘Rebelde Way’. El Wandagate me tiene podrida”.
