Ojalá que la inocencia le dure mucho tiempo a Francisquito y que por unos años, unos cantos por lo menos, no sepa de suba de precios, internas, grietas, oposiciones, fuegos amigos, conflictos, acampes, presiones o acuerdos con el FMI. En medio de ese tembladeral que es la situación económica, política y social de la Argentina, el martes se convirtió en el primer hijo de un presidente en ejercicio desde que nació una nena de Julio Argentino Roca hace 138 años.
Francisquito salió del Sanatorio Otamendi, donde nació el 11 de abril a la 1 y 20 de la madrugada, en los brazos de su madre, la actriz y primera dama Fabiola Yañez. Junto a ellos estaba el flamante papá, el presidente Alberto Fernández, el hombre que a los 62 años se convirtió en el primer mandatario en ser padre desde el regreso de la democracia y el que rompió aquella marca que había establecido Roca.
Fabiola estaba toda de blanco, prolija y radiante a pesar de haber dado a luz hace sólo 72 horas. Tan luminosa que hasta Florencia de la Ve comentó en Intrusos (salieron de la clínica cuando el ciclo chimentero estaba empezando su emisión) que "se ve que su asistente en imagen estaba ahí con ella porque estaba impecable". Alberto, de saco oscuro y camisa blanca, estaba un poco ojeroso y cansado, como si no hubiera dormido al 100 por ciento. También, con las noticias que hay...
En una improvisada conferencia de prensa en la que no contestó preguntas (un periodista quiso pedirle una opinión sobre el demoledor índice de inflación de 6,7 por ciento mensual que dio a conocer el Indec en las últimas horas), el presidente se manifestó "feliz por la llegada de Francisco. Para nosotros es un momento muy especial, un oasis dentro de este momento que es tan difícil y en el que hay tantas noticias".
Una de las primeras cosas que hizo Alberto tras el nacimiento de su segundo hijo (el otro es Estanislao, o Dhyzy, que ya tiene 21) fue convertirlo en socio de Argentinos Juniors, el club de La Paternal del que es hincha fanático, pero sin salir del sanatorio. "Estos últimos tres días goberné desde la clínica porque no me quería separar de mi mujer y de mi hijo. Estas son las tareas a las que los hombres debemos acostumbrarnos y acompañar a las mujeres" señaló el titular de Balcarce 50.
Fabiola, por su parte, habló mientras Alberto le sostenía el micrófono y sin soltar un segundo a su bebé, que estaba tapado por una mantita azul sobre la que podía leerse, en letras blancas, el nombre "Francisco". Ella prefirió "agradecer a todo el personal de la clínica, porque se portaron de manera excelente conmigo y con mi hijo. Por suerte todo fue rapidísimo y gracias a Dios salió bien. Es una bendición tener a Francisco, que es divino. Lo amo".