Las redes sociales se han llenado de memes tras el fallecimiento de la reina Isabel II de Inglaterra. En muchos, el chiste cuenta la "recepción" que le dará Lady Di cuando llegué "al otro plano". Según la broma, no será una bienvenida, precisamente. En efecto, la relación de la monarca con quien fuera la esposa de su hijo no era almibarada ni dulce. Mas bien todo lo contrario, siempre fue un trago amargo.
Según aquellos que conocen de cerca todas las internas de la realeza, La reina Isabel nunca terminó de aceptar que Diana Spencer haya decidido terminar su matrimonio con el príncipe Carlos cansada de sus andanzas amorosas con Camila Parker Bowles, quien fue el gran amor de su vida.
Esquemática, rígida, flemática, protocolar, rigurosa como casi ninguna otra de las que quedan en el mundo, la monarquía británica consideró un verdadero bochorno que no podía tener aceptación alguna al hecho de ponerle punto final a un matrimonio que se había celebrado con toda la pompa que establece la casa real. Si bien públicamente no hubo alardeos ni declaraciones fuertes, de las puertas para adentro sí pasaron cosas.
La prensa sensacionalista británica se ha hecho un festín con los desencuentros entre la reina y Lady Di, quien fuera durante mucho tiempo la princesa consorte del palacio de Buckingham. Los famosos tabloides londinenses - The Sun, The Mirror, pero especialmente el Daily Mail, el mejor informado al interior de la casa real- han dado rienda suelta a todo tipo de especulaciones.
Según ellos, Diana había tomado la decisión de abandonar a Carlos mucho antes de llevarla a cabo, y no pudo concretarla antes por la presión "casi impiadosa" a la que fue sometida por la reina Isabel II, quien trató de mantener unida a la familia lo máximo que pudo. Sus ruegos para que su hijo dejara de verse con Camila tampoco dieron resultado, y siguieron siendo pareja. El amor, una vez más, fue más fuerte.
Lady Di falleció el 31 de agosto de 1997 (es decir, se acaban de cumplir 25 años de su fallecimiento) cuando con su novio de entonces, el magnate egipcio Doddy Al Fayed, integrante de la familia propietaria de Harodds, escapaba de un grupo de fotógrafos que intentaban tomar fotografías de la pareja. El auto en el que intentaban dejar lejos a los reporteros, lanzado a casi 200 kilómetros por hora, se estrelló a la salida de un tunel provocando la muerte de la princesa de Gales, quien en su momento estuvo de visita en la Argentina.
