El lunes se prendió la cerilla de una verdadera bomba, una noticia rimbombante que refiere a una explosiva separación, a causa de una infidelidad grosera. Gisela Dulko y Fernando Gago protagonizan esta historia, que continúa en plena ebullición y con la suma de nuevos ribetes.
La trama más escandalosa de esta ruptura se centra en el hecho que dispara la separación, que no se vincula con un desgaste, sino con un episodio muy sensible. Resulta, que a partir de lo que contó Cinthia Fernández, la extenista ingresó a su casa y encontró a Gago en la cama con otra mujer.
Como si esa escena no fuese suficientemente dolorosa, la panelista agregó que la amante es una amiga de Gisela, una persona con la que cultivó una relación a partir de compartir el colegio de sus hijos. Lo cierto que desde que se viralizó la información siguen apareciendo más detalles.
Ahora el GPS de interés viró hacia la casa de Gago y Dulko, esa propiedad que supo cobijar a la pareja y a la familia que construyeron y que se encuentra el codiciado country Nordelta y más específicamente en el barrio Los Castores I, que se erigió en una de las primeras urbanizaciones de esta ciudad cerrada.
En 2011, el exfutbolista y la extenista formalizaron su amor en el altar y a los meses ya comenzaron a llegar los hijos: Mateo, Antonella y Daniele. Antes de los nacimientos, la pareja adquirió esta casona impresionante, que eligieron específicamente por su privacidad, con esa ubicación que da al lago y se emplaza en una calle sin salida, con mucha distancia con los vecinos.
Muy moderna, con un estilo precioso, la mansión consta de 600 metros cuadrados, para los que compraron dos lotes, que ayudó a estimular una intimidad para la familia y alejarse de las miradas indiscretas, a raíz de la magnitud de ambas figuras del mundo del deporte.
Desde que explotó la bomba de la ruptura, algunas fuentes aseguraron que la amante, Verónica Laffitte, se habría mudado a esta casa, para iniciar una pronta convivencia con Gago. Al unísono que Dulko habría armado las valijas para reubicarse en otra vivienda.
Los vecinos aseguran que se lo ve poco, que incluso ni siquiera se logra tomar dimensión de su presencia a través de los autos porque se dedican a guardar los vehículos en los garajes de la propiedad. Lo cierto es que la mansión brilla por su tamaño, su acabado, el estilo híper canchero y moderno.
