La onda expansiva de semejante implosión se expande y trasciende a diversos ámbitos. Un cimbronazo de este calibre no se digiere instantáneamente, por lo contrario implica un proceso de introspección. La separación de Laurita Fernández y Nicolás Cabré sigue latente, más que nunca.
La confesión de la bailarina en su Instagram abrió un campo de sorpresa, conmoción e intriga. Todo el mundo comenzó a preguntarse qué había sucedido, sobre todo por la hermosa reconciliación que tuvieron en 2020, tras una fuerte crisis.
En ese raid, diversos medios comenzaron a conjeturar, algunas fuentes perjuraron que los celos de Cabré limaron la armonía, así como que Laurita no compartía la pasión por el orden en la convivencia. Otras voces refirieron a situaciones cotidianas insalvables.
Hace unos días, Fernández charló con la Revista Gente y aportó claridad a todo este enigma de los detonantes para la ruptura. En cuanto a la manera en que decidieron ponerle punto final, la blonda contó: "En esta ocasión fue diferente para mí, lo decidimos los dos, a conciencia. Obvio que duele y es triste pero me quedo con los momentos hermosos que vivimos".
Hasta que en ese diálogo, Laurita por fin explicó las verdaderas razones que la empujaron a separarse: “Decidimos separarnos. Qué sé yo... Es una decisión difícil cuando no hay algo que lo detona. Tenemos formas muy diferentes de pensar o querer”.
Para terminar de esclarecer las entrañas del divorcio, Fernández agregó: ”Él está en otra etapa. Son momentos distintos de la vida. No congeniamos. No quiere decir que él o yo haya hecho algo malo”.
