Ricardo Fort la debe haber recibido con un beso, un abrazo, una caricia y quizás algún grito también: a los 86 años, después de un largo período en el que sufrió serios problemas de salud y peregrinó por sanatorios y centros de rehabilitación, falleció Marta, su mamá y una de la que ayudó a su padre a fundar y hacer crecer el imperio del chocolate más grande la Argentina.
La salud de Marta se deterioró considerablemente en los últimos dos años, desde que sufrió un acv del que nunca pudo recuperarse del todo. En aquel momento fue ingresada en el Sanatorio Italiano, uno de los centros asistenciales más reconocidos de la Ciudad de Buenos Aires, pero las secuelas de aquel incidente quedaron indelebles en su cuerpo y en sus sistema central.
El cariño de aquellos familiares que la visitaron no alcanzó para que superara el contratiempo. La pandemia complicó aún más las cosas. A medida que se impusieron y se estiraron las restricciones por el covid 19 fue más difícil visitarla, y el contacto con ella se volvió más espaciado. En un momento, Marta fue trasladada a una clínica de rehabilitación especializada del barrio de Monserrat.
Marta Fort era una mujer de un carácter fuertísimo, pero también de un corazón generoso y gentil, como la definieron aquellos que la conocieron de cerca. Lo dijo, por ejemplo, Marina Calabró, quien confirmó la noticia de su fallecimiento en Los Angeles de la Mañana. En los últimos años se había convertido en la suegra de Rocío Marengo, quien está de novia con otro de sus hijos.
Si bien era una cantante de ópera que hubiera gustado de actuar en los principales teatros y escenarios del mundo, Marta se hizo conocida recién cuando su hijo Ricardo abandonó el anonimato y se entregó a una especie de frenesí mediático que ni siquiera terminó con su repentina y temprana muerte. Esa mañana fatal lo que sucedió fue el comienzo del mito de Ricky Fort, "El comandante".
En vida, Fort fue una especie de pionero en la costumbre de filmar su vida. En una de esas grabaciones volvió famosa a Marta sin siquiera mostrarla: estaba comiendo algo cuando se cortó la luz y su grito de "Mammmáaaaaa" -sospechando que ella había causado el desperfecto- despertó la curiosidad por saber quién era Marta. A partir de allí su rostro se volvió frecuente en la tele y en las revistas, que la consagraron, como a su hijo, en una de sus preferidos. Ya deben estar haciendo de las suyas donde quiera que estén.
