La historia por suerte se encaminó y tuvo una continuidad feliz y hasta "épica", como en esas películas donde suceden "milagros inesperados" que enderezan rumbos y alivian angustias. Pero en sus inicios y sus orígenes fue absolutamente dura y dolorosa, sobre todo porque involucra a una niñita de 6 años que de ninguna manera merecía derramar siquiera una lágrima de sufrimiento. Hoy Agustina sonríe, ¿Pero qué pasó para que su caso conmoviera a todo el país y movilizara nada más y nada menos que a Lali Espósito?
Agustina y su familia viven en Tupungato, un departamento ubicado unos kilómetros al sur de la ciudad de Mendoza, en la provincia del mismo nombre. Allí, los paisajes son hermosos. Verde, árboles, viñedos, de fondo las montañas escarpadas y con los picos nevados, en el medio riachos que llevan agua cristalina que va haciendo ruido mientras corre por vados de piedra. Pero hasta en el paraíso natural puede haber infiernos personales, y la nena estaba viviendo uno.
La escuela Número 1-105 se lama Lindor Castillo y está ubicada en el barrio "La Arboleda" de esa ciudad. En sus cuidadas pero algo frías instalaciones se acuñaron, al mismo tiempo, los primeros sueños de aprendizaje pero también las primeras penurias de Agustina. Inesperadamente, sus compañeras comenzaron a ejercer bullying sobre ella. Su propio padre, Juan Carlos Palma, contó cómo se fueron desarrollando los hechos.
"El año pasado ya le decían cosas en el jardín, pero por ahí como era más chica no se daba cuenta. Ahora sí y le duele lo que escucha. Todos los días vuelve a casa llorando, enojada, nos pide no ir más a la escuela y dice que se quiere ir al cielo. Nos enteremos que no es el primer caso de maltrato en la escuela. Hay nenes que hasta son golpeados por sus compañeros", le contó a Infobae hace tres semanas.
Terminado el jardincito llegó la primaria. Pero antes que menguar, la cosa empeoró. Agustina llegaba a su casa llorando, fastidiosa, molesta, quejumbrosa. Una señal inequívoca de eso era que pegaba portazos y revoleaba la mochila para todos lados. Otra, que ya no miraba sus dibujitos animados preferidos. Todo le caía mal. Algo estaba pasando. Pero no lo contaba, hasta que su hermana Sara, que tiene 18, consiguió que se abriera y revelara el motivo de sus pesares. "Dijo que en la escuela se rien de ella, que le dicen "gorda cerda", "gorda chancha", "gorda puta". Es tan chiquita y tiene que escuchar todo eso".
Alterada, la familia no sabía bien qué hacer frente a semejante cuadro. A Verónica, la mamá de la nena, le pareció que podía ser oportuno grabarla contando su sufrimiento. Compartió el video en un grupo familiar de WhatsApp. Mariela Paz, una de sus tías, lo subió a Facebook y las repercusiones explotaron. Un par de días después "medio país" hablaba del caso. "Mi Dios que está pasando!!! No lo quería hacer Público!! Pero basta!!! Ella es mi sobrina y recibe Bullying todos los días en la escuela!! Tan sólo tiene 6 añitos!! Basta de Bullying!!! Los niños también sufren. Pónganse todos en el lugar del otro", escribió. Fue el primer paso de una cadena que llegó hasta Lali Espósito y que ayudó a que Agustina, ahora, esté un poco mejor, y eso es lo único que cuenta.
