Ahora, que los conflictos con Wanda Nara parecen haberse apaciguado, al menos momentáneamente, Maxi López tiene todos los motivos del mundo para sonreír. Y si en el panorama del futbolista aún existen razones para quejarse, al menos lo hará en un entorno que parece sacado de un cuento.
Porque, ¿quién no querría maldecir su vida dándose un chapuzón en una piscina enorme, rodeada de montañas? ¿O reflexionar sobre las misteriosas vueltas del destino frente a un horizonte repleto de viñedos, escuchando sólo el canto de los pajaritos?
Algo así imaginamos que debe ser la cotidianidad de López, que vive con su novia Daniela Christiansson en una increíble mansión en Italia, más precisamente, a orillas del Mar Adriático, una zona súper exclusiva y de las más lindas de la península a la que no le falta nada.
Maxi y Daniela hace más de un año que apostaron a la convivencia, quizás impulsados por la pandemia de coronavirus. Tomada la decisión, la pareja se instaló a pleno en esta hermosa propiedad con vistas privilegiadas a paisajes que parecen una acuarela.
La casona cuenta con cuatro habitaciones y sus cuatro baños respectivos, todo preparado y equipado para recibir a Valentino, Constantino y Benedicto, los hijos de Maxi con Wanda, que viven todo el año con la mamá y sus hermanas, Francesca e Isabella Icardi.
Y si bien López y Dani suelen estar solos en la mansión, siempre están acompañados por su hermosa perrita Kika, la mascota de raza Akita Inu con la que el rubio le dio la bienvenida a su novia cuando se mudaron a este envidiable refugio italiano donde disfrutan de su amor.
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