Luego de mucho tiempo de pasarla mal en su trabajo, un día María Belén Ludueña dijo “basta” y renunció entre lágrimas a Buenos días América. Lo que la marplatense no se esperaba era la tremenda catarata de acusaciones de maltrato que cayó sobre Antonio Laje, que fue señalado por muchas ex compañeras como un abusador.
"Creo en la exigencia, pero hay formas y formas. La gente pudo darse cuenta del porqué de mi tristeza al aire", fue todo lo que dijo Belén sobre el tema, en una entrevista que brindó a revista Hola en diciembre, antes de armar las valijas y partir a la costa a pasar Navidad con su familia.
Tras unos días de sol y playa en Cariló, Belén viajó con su novio Jorge Macri a arrancar el año en Punta del Este, donde se instalaron en el departamento de Terrazas de Manantiales que perteneció a Franco Macri, el refugio en el que la periodista y abogada recargó pilas para sus nuevos proyectos.
¿Cómo es la vida de Ludueña hoy, lejos de Laje? Por lo pronto, súper relajada, en las antípodas del estrés que le generaba el programa matutino en el que compartía mesa con el periodista, que luego de su descargo al aire, con llanto incluido, y de unas semanas de retiro, volvió a la conducción de BDA.
Allí, en Punta, Belén la pasó bomba con una nueva rutina muy saludable y en modo vacaciones. Todos los días caminaba unos 10 kilómetros por los alrededores de su casa, luego hacía las compras y, entre mate y mate, se relajaba cuidando y regando las plantas de la hermosa propiedad.
Belén y Jorge disfrutaron de la playa e hicieron algo de vida social, no demasiada, cenaron con amigos, como una noche en la que se los vio reunidos en el parador La Huella con Guillermo Andino y su pareja, Carolina Prat.
Después de estas vacaciones a puro relax, Ludueña volvió a Buenos Aires llena de energía para arrancar, a fines de febrero, con su nuevo desafío: la conducción del noticiero del mediodía de América con un coequiper mucho más amoroso que Laje y de trayectoria intachable: el bueno de Andino.
