Mariana Brey atraviesa una etapa de definiciones sobre su presente sentimental. En pareja con Pablo Melillo, el papá de su hija Juana, la periodista no la está pasando nada bien. Mariana viene de largas semanas, por no decir meses, también, replantándose su vida puertas adentro de su casa porque siente que su pareja entro en un mar difícil de remar desde hace un largo tiempo.
Porque desde que la beba llegó al mundo, para Brey su esposo cambió. Sr volvió controlador y hay actitudes de el que no le convencen y que generan desencuentros en la pareja. De hecho, días atrás, la panelista de LAM se hizo una escapada sola con sus compañeras de programa, Andrea Taboada y Pía Shaw, con el fin de disfrutar de la buena onda entre ellas y, también, para “escapar” un poco de su realidad.
Realidad de la que, por el momento, ella eligió no hablar en el programa de EL 13 justamente porque está atravesando un momento de transición y tiene que tomar una determinación, en medio de las especulaciones de acercamiento con Grego Rosello.
Decisión que no solo involucra su vida y cotidiano, sino que también, y fundamentalmente, incluye a su pequeña hija, por eso también la prudencia en sus determinaciones como así el silencio al hablar, incluso, en el programa de Ángel De Brito, del que es parte.
De común acuerdo con el conductor del ciclo de espectáculos, que aparte de su jefe es su amigo personal de años, entienden que hasta que no esté resulta su situación marital, es preferible elegir el silencio antes las recurrentes versiones de posible separación. Y es entendible, por supuesto, por la comunicadora, que viene de analizar el conflicto de Wanda Nara y Mauro Icardi, con una crítica mirada donde la conductora del jugador.
Habrá que esperar a que pase los días, a que corra “agua debajo del puente” y después, seguramente, Brey va a hablar. Paparazzi la contactó y ella, por ahora, eligió no responder a las versiones instaladas hace semanas.
