Nicole Neumann está como nunca: muy feliz con su novio Manu Urcera, en un momento muy armónico de su vida en lo laboral y lo personal, la rubia se animó a ventilar intimidades y a revelar detalles impensados de su pasado.
Por empezar, Nicole por primera vez contó a Teleshow que sufrió violencia de género en manos de un novio que llegó a pegarle golpes y cachetazos en la cara y a someterla a todo tipo de vejámenes y manipulaciones psicológicas cuando vivía en París, a sus 18 años.
Pero además, la rubia abrió otro capítulo muy duro de su pasado, cuando descubrió que el amor con Fabián Cubero se había terminado y se sumió en la depresión al no saber cómo terminar con esa matrimonio y esa idea de familia perfecta que tanto había soñado.
"Todo comenzó al darme cuenta de que ya no estaba enamorada del padre de mis hijas. Viví ese desamor como una frustración enorme. La culpa me carcomía”, contó la figura de Los 8 escalones del millón, sobre la presión constante que sentía por aquel entonces.
“´No, no puedo separarme, tengo que lograr una pareja perfecta para el resto de la vida´. No debía repetir con las chicas todo eso que yo había vivido en casa. No podía permitirme causarles ese dolor. Ellas tenían que ser felices", recordó que se decía.
Y dio más datos sobre esos últimos estertores del vínculo con Poroto: "Luché con eso durante un año entero. No podía estar en casa. Llegaba, tal vez, a las 11 de la noche, me calzaba los rollers y salía por el barrio como loca".
Además, Nicole se desahogaba llorando cuando estaba sola en su casa. "No quería que mis hijas me viesen triste. Al quedarme sola, bajaba las persianas, cerraba todo y gritaba contra la almohada para descargar todo lo que traía dentro", admitió.
Eran días negros que pasaban uno detrás de otro y ella cada vez se sentía más gris, sin ganas de nada: “Sufría insomnio. Había perdido hasta el apetito y vivía como en piloto automático. Estaba apagada. Hasta que un día me dije: ´Pará, esto debe ser lo más cercano a la depresión´".
En ese momento, Nicky registró que necesitaba ayuda, y se le vino a la mente el nombre de Gabriel Rolón (que, para más datos, también atendió a la China Suárez). "Hacía poco me había llegado su libro Encuentros: el lado B del amor, y ya en la segunda página pensé: Debo hacer terapia con él", señaló.
"Sufría insomnio. Había perdido hasta el apetito y vivía como en piloto automático. Estaba apagada".
Fue Rolón quien le dio herramientas para salir adelante. "Me hizo entender que debía sincerarme con mis hijas. Que disimular lo que se vivía en casa era contraproducente", dijo y agregó: "El mensaje tenía que ser claro para ellas: ´Chicas, no se queden en donde no sean felices, porque jamás harán felices a los demás´”.
“Hacerme cargo era también una forma de liberar a su papá. De decirle: ´Ya no puedo hacerte feliz, andá y lograrlo en otra parte´", explicó. Para Nicole, desde ese momento fue como construir “una cofradía” con sus hijas, un equipo.
“Ellas saben que pueden preguntarme todo. Que todo se habla. Que la verdad de lo que somos y sentimos está aquí, no en los medios. Entendí que está bueno poder decirles: ́Perdón, gordas, hoy mamá está un poco triste. Eso no solo nos unió mucho más, sino que además les dio tranquilidad", cerró.
