Lo dijeron los infectólogos y los científicos que nos acostumbramos a ver en la tele durante toda la cuarentena: las primeras actividades que se suspendieron serán, curiosamente, las últimas en volver. El teatro cayó en la volteada antes que el comercio, que la industria y que el fútbol, y según la lógica de los médicos va a estar al final de la lista de flexibilizaciones. Conclusión: los artistas están en un problema.
Carmen Barbieri se sumó a actrices, actores, productores, directores y técnicos que manifestaron su preocupación por la situación económica que atraviesan. “En un par de meses -le dijo al programa Polino auténtico, de Radio Mitre- yo me voy a quedar sin un peso y sin la posibilidad de hacer dinero”.
“Nosotros -explicó Carmen- vivimos en general de la temporada de teatro y de los shows que podamos hacer. Y eso está totalmente parado, pero no sólo eso. Supongamos que en algunos meses, hay quienes dicen en septiembre o en octubre, se vaya abriendo la cosa, ¿quién va a ir al teatro o quien va a contratar a un artista? La gente va a estar con miedo, y es entendible”.
Carmen contó que su situación personal se ve agravada porque “antes de que pasara esto de la cuarentena y cuando nadie hablaba de lo que se venía un encierro tan importante y tan prolongado me gasté buena parte de mis ahorros en la casa que Fede heredó de la abuela y donde ahora él atraviesa su tratamiento, así que tampoco me quedan muchos ahorros, que es de lo que estoy viviendo ahora, si no estoy trabajando”.
Además, Carmen tuvo otro tropiezo. “Como un recurso puse a la venta un departamento que tengo, pero el tema inmobiliario también quedó paralizado completamente y a quién le voy a vender algo, si encima todo el mundo está con problemas de plata”.
Distintos integrantes de la comunidad artística alertaron de la parálisis laboral que sufren desde que se decidió el aislamiento social obligatorio. Inés Estevez dijo que está por caer en la indigencia, Flavio Mendoza que de seguir así se va a fundir más rápido de lo que pensaba, y Silvina Escudero que ya no sabe a quién pedirle préstamos para mantener abiertas sus escuelas de baile.
