El dolor se transmuta en bronca, en imposibilidad de aceptar semejante golpazo del destino. Se erige en una complejidad absoluta entender el por qué, así se disparan pensamientos de qué pasó. En ese raid, esa frenética revolución en la mente, brotan incógnitas de cómo se apagó la luz de Diego Maradona.
Esa sensación mancomunada desencadenó en que las hijas del astro Dalma, Gianinna y Jana centraran sus dudas en Leopoldo Luque, en una declaración oficial ante la Justicia. Así se intensificó la investigación sobre el médico y derivó en dos allanamientos de decenas de pertenencias en su hogar y en su clínica.
Todo eso sucedió en la mañana del domingo, y permitió que el neurocirujano se animara a hablar con los medios, en una improvisada conferencia de prensa en el jardín de su hogar en Adrogué. En ese contacto con los medios, el profesional de la salud entregó muchos detalles desconocidos, como la pelea del jueves con Diego y hasta aportó indicios de un estado anímico muy bajón del astro.
Maradona le dijo a su doctor: “¿Hasta dónde querés llegar, Luque? Yo ya sufrí mucho”.
Frente a las críticas, y la lupa que focalizó la Justicia para determinar su responsabilidad en el desenlace de Maradona, Luque respondió a la consulta de si se reprocha algo de su accionar médico con el ídolo.
“Me gustaría que Diego esté acá. Él quería una vida, que era mala, yo trataba de acompañarlo. Millones de cosas. Le cambiamos la vida a lo último, se la cambiamos y él se fue”, explicó el neurocirujano.
Hasta que llegó la confesión de una frase tremenda que le exteriorizó Maradona, un compendio de términos muy singulares y angustiantes. “En un momento me dijo: ‘Hasta dónde querés llegar, ya está Luque, ya sufrí mucho’. Cosas que nunca se van a enterar”, contó.
"Creo que él abandonó la pelea. Estaba muy triste, lo veía triste, se estaba castigando de un modo que no lo iba a permitir, pero como amigo que soy", opinó el médico.
En esa pulsión por soltar indicios de una cuestión vinculada a una presente anímico de depresión, Luque sostuvo: “Creo que él abandonó la pelea, cosas subjetivas que digo, no de manera profesional. Lo bancó esto hasta para mí. Estaba muy triste, lo veía triste, se estaba castigando de un modo que no lo iba a permitir, pero como amigo que soy. En las buenas estaban todos, yo no estaba en las buenas con Diego”.
A la hora de describir si percibía que podía producirse el desenlace fatal, Leopoldo sostuvo: “No lo imaginaba, no salió de la pieza durante tres días, después volvió a salir. Lo vi el domingo, estaba en el sofá del living, me vio, se rió y volvió a dormir”.
