Siempre se supo que el escenario provoca algo, que los frontman se retroalimentan de esa energía para construir un halo de misterio y atracción. Claro que el mismo efecto también se genera con las mujeres que se plantan arriba de las tablas.
No hay una explicación científica, pero que existe, existe. Así lo comprobó la propia Soledad Pastorutti, que no pudo ocultar las vibraciones que se activaron en su interior con la presentación de un participante en La Voz Argentina e incluso se animó a confesarlo en público.
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Durante la batalla de dos concursantes del team Mau y Ricky, Octavio interpretó una canción de Queen con mucha solvencia, al punto que ganó el duelo, además que le imprimió una actuación al tema con su postura y su manera de caminar el escenario.
A la hora de dar su devolución, Soledad no escatimó en elogios, pero que no se remitieron solo a lo musical. Así llegó la revelación de una persuasión que brotó en su interior: ”Debo confesar que Octavio me genera una atracción fatal, lo confieso públicamente. Su manera de moverse, de mover esos rulos, de cantar, no sé qué pero hay algo ahí”.
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Esa declaración fuerte provocó que Ricky se sorprendiera y le dijera: “Ya ganaste Octavio, ya te puedes ir a tu casa feliz. Hermoso piropo”. Lejos de rectificar su concepción, Pastorutti confirmó lo que le provocó el participante: “Sí, es un piropo”.
Parece que Lali Espósito también sintió algo similar, porque se metió y exclamó: “Tiene marido la Sole, yo no eh. Yo tiro la caña”. La figura del folclore aportó una frase más que denotó lo que le originó el joven: “Lalí, no está prohibido mirar”.