Por haber ganado, por haber perdido, por la bromas a Marley, por los problemas que tuvo con su escote en la previa, por su look menos osado que el de los premios Platino, por las cosas que dijo, por las que calló y por su sola presencia Lali Espósito fue una de las grandes figuras del Martín Fierro. Una de las que más hizo brillar a la velada que se desarrolló, una vez más, en Puerto Madero.
Competitiva como pocas, Lali se quedó con las ganas de llevarse el premio mayor, el de oro, y debió resignarse a ver cómo lo disfrutaba otro realitie de Telefe, Masterchef Celebrity. Pero no se quedó de brazos cruzados. Mientras Santiago del Moro, Betular, Martitegui, Donato y toda la banda de famosos que se pusieron el delantal para cocinar iban a buscar la estatuilla, sus gestos dejaron en claro que estaba disconforme con la decisión de APTRA.
Lali movió las manos de un lado al otro y de arriba para abajo -incluso en forma circular y como si estuviera amasando- un poco para burlarse del programa que se llevó el galardón más preciado. Lo hizo con una mueca de sonrisa en la cara, pero los gestos de los Montaner (decían "no" con las manos) le dieron otro marco a su mímica. En verdad, pareció una crítica. Un enojo.
Sin embargo, puede decirse que la morocha tuvo su revancha. Porque en uno de los momentos más especiales y comentados de la jornada, se dio un estruendoso y largo beso con Mariana Genesio Peña, otra que llamó la atención y desparramó miradas por doquier a lo largo de toda la velada, que fue conducida por Marley, tuvo el ojo observador de Luis Ventura y contó con una "tonelada y media" de publicidades que generaron algo de molestia en los televidentes.
Las dos estaban sentadas en una de las mesas centrales de la ceremonia. Y aunque sabían que algún flash se iba a disprar sobre ellas para captar el momento y de alguna manera inmortalizarlo -como aquella vez que chocaron sus labios Nancy Dupláa y Carla Peterson, las mismas que anoche entregaron el oro que generó el fastidio de la morocha. Se fueron acercando milíminetro a milímetro, lentamente, hubo un poco de suspenso.... ¿sucedería o no?....y vino el chape.
Lali tuvo a su cargo una parte del evento y al tomar la palabra pidió un poco de silencio y orden a los comensales y asistentes: una de las mayores críticas fue precisamente esa, que la gente no le daba ninguna bolilla a los que subían y debían hablar. Hasta Susana y Mirtha debieron solicitar que se callaran un poco, demostrando que son todas mujeres enérgicas y de pocas pulgas.
