La personalidad arbitraria de Germán Martitegui ya no es novedad, todo el mundo conoce su método ácido para dirigirse a los participantes de MasterChef. Lejos de modificar sus actitudes, el jurado volvió a construir un momento de tensión.
En la edición del lunes, el cocinero focalizó su rudeza contra Gastón Dalmau y le machacó en varias ocasiones el resultado de su presentación, con algunos términos hirientes, que podrían expresarse de otra manera, con otra empatía.
El actor surfeó ante la complejidad de cocinar un pato, al que acompañó con un puré de boniato y zanahorias. Evidentemente el punto de cocción de la proteína no fue el mejor, pero tampoco merecía una devolución tan fuerte de Martitegui.
Desde el primer instante en que se acercó a entregar su preparación, Gastón edificó un picante ida y vuelta con Germán, que lució a viejas rencillas o dolores atragantados. En cuanto el cocinero le remarcó que “está vivo el pato”, el actor le retrucó: “No creo, yo lo probé y estaba muy bueno”.
Martitegui no aflojó, sino que aceleró su marcha y le espetó: “No necesito mirarte para saber lo que estas pensando y no me importa. Está crudo Gastón, en serio”. Al unísono que el participante lo chicaneó: “No están afilados esos dientes”. En alusión a su extenso proceso de masticado.
Y luego llegó el momento más álgido, cuando Germán le disparó: “Me parece que el pato está curado, el puré no tiene gracia, es el decimonoveno puré de boniato que comemos. Esté medio como terminado sin ganas”.
Cansado, o desacuerdo, con las palabras del jurado, Dalmau bramó: “Me parece perfecto, es lo que vos ves, está bien”. En una lanza de ironía. No obstante eso no quedó ahí, dado que Santiago del Moro lo pinchó: “Martitegui habló de falta de ganas”.
Para dejar en claro que no comulgó con los modos del cocinero, Gastón cerró: “No, las ganas están, siempre. Hoy me voy muy resignado”. Una batalla que augura más capítulos.
