Se supone que los "pases radiales" deben ser cordiales, amenos y entretenidos. Pero ese momento que se puso de moda en los últimos tiempos -el conductor del programa que termina le da "una cálida bienvenida" al del ciclo que comienza- se ha ido tensando y en algunos casos ya se ha transformado en escandaloso.
Alguna vez Longonbardi y Lanata expusieron sus cuitas en Mitre, y ahora fueron Cristina Pérez y Baby Etchecopar los que manifestaron sus diferencias y terminaron a los gritos en Rivadavia.
Después de atravesar una larga crisis que derivó en su quiebra y tras un proceso de remate que hasta amenazó con su cierre definitivo, Rivadavia se reconvirtió en una radio de perfil netamente opositor. Con su discurso "duro" contra el gobierno de Alberto y Cristina Fernández se reposicionó entre las emisoras más escuchadas, lejos todavía de la puntera Mitre pero peleando el segundo lugar del podio con la 10.
Cristina Pérez se sumó este año -dejó Mitre, precisamente- para conducir su ciclo de 9 a 12 de la mañana, cuando llega Baby Etchecopar con su siempre rendidor "Basta Baby". Todos los días protagonizan el pase de un envío al otro, pero ya venían con algunas respideces y desencuentros. No son gente de guardarse nada, precisamente, y cada tanto saltaba alguna cosita entre ellos.
Pero hoy ese clima que se venía "caldeando" terminó de hervir y explotó, convirtiendo el estudio de la emisora en una verdadera caldera. Al límite como siempre, Baby le contó a Cristina algunas cuestiones que tenían que ver con "supuestas prácticas sexuales" que involucraban a integrantes de "La Cámpora", la agrupación juvenil que forma parte del "ala dura" del kirchnerismo.
Por ejemplo, le contó que alguien a quien conoce le confesó una vez que "en una noche de calor no me podía dormir y llamé a una camporita", aunque aclaró que esa denominación "no quería decir que fuera una menor de edad".
"Lo que estás contando me parece un horror" se atajó Cristina en un primer momento. Pero Baby no le llevó mucho el apunte y siguió con su discurso. "Mirá, ahí pasaba de todo. Había algunas que primero agarraban arriba, y después agarraban de abajo y de más abajo también. Cuando yo estaba en otro medio me decían "esta no se le pega porque es de tal..." Por ejemplo, a mi me decían que a Luana Volnovich y a Mayra Mendoza no se les podía pegar porque eran de Máximo". Yo no sé si eran novias, amantes o amigas, pero me decían eso".
Entonces, Cristina Pérez sintió que su colega había cruzado un límite, y se lo hizo saber. "Es un espanto lo que estás contando. Y yo no me quiero meter en la cama de nadie. Esto es muy delicado, ¿sabés?", le dijo. Baby retrucó: "¿Y entonces por qué no ejercés el periodismo de investigación e investigás lo que pasa?".
Sin que Pérez pudiera completar una respuesta, Baby se sobresaltó y le gritó "No sos buena compañera. Cuando uno quiere ejercer el peridiodismo, vos te cagás toda. Y siempre me dejás pagando". Cristina negó eso e insistió con que ella no quiere meterse entre las sábanas de nadie, pero Baby volvió a arremeter. "Entonces no hago más pases. No estamos de acuerdo en nada. A vos no te gusta mi forma de conductir, y a mi no me gusta la tuya. Yo te quiero igual, l oquiero a tu novio, podemos bailar juntos en la fiesta de casmiento, pero pases no hacemos más. Y ahora despedite, dale, que tengo que hacer mi programa", cerró, terminante. Más que "basta Baby", fue un "¡Basta, Cristina!".
