Las horas pasan y la noticia comienza a asentarse cada vez más. Los incrédulos de un principio entienden que fue real. Los que asumieron la muerte al primer instante, aún continúan derrando lágrimas en su nombre. Las camisetas de fútbol volvieron a tomar protagonismo en las calle, como si el coronavirus se hubiera pausado por algunos días y los estadios pudieran verse repletos otra vez. Pero no. Todo lo que se, se vive y se siente en el ambiente, es a causa del fallecimiento de Diego Armando Maradona.
El Diez abandonó el plano terrenal, pero rápidamente su cara, sus rulos de jóvenes y los colores celeste y blanco se multiplicaron en cada pared, póster, imagen y publicación en redes sociales. La gente se acercó a despedirlo a la Casa Rosada, colmó las calles durante el traslado del coche fúnebre hasta el cementerio privado, y hasta colapsó la Plaza de Mayo para poder simplemente decirle adiós a un cuerpo que ya no respondía ante los gritos de aliento.
Pero además de su recuerdo, de sus gambetas, de sus goles y de sus pícaras frases, quedó su familia; una familia devastada que estalló en lágrimas hasta el último minuto, que se sintió flotando entre unas nubes negras al ver que su ser querido estaba dentro de un féretro.
Sin embargo, de toda situación dolorosa se recupera algo positivo, y en este caso es que Maradona, después de tanto tiempo, tantas discusiones y tantos conflictos, logró una unión entre sus hijos.
Dalma, Gianinna y Jana se mostraron juntas durante el entierro. Y Claudia Villafañe, quien se puso la cinta de capitana para la organización y para evitar que dos sus chicas tuvieran que asumir responsabilidades en un momento tan doloroso, las fundió a las tres en un abrazo que quedó registrado como otro gesto lleno de amor de la empresaria.
No obstante, apenas terminaron las largas horas de velorio y el proceso del entierro, cada allegado de Diego retornó a su hogar con el recuerdo de un amigo que se fue. Pero Dalma y Gianinna decidieron tomar otro camino: ambas se instalaron en la casa de su mamá.
Según pudo conocer Paparazzi, las tres mujeres que más tiempo pasaron junto a Maradona se consolaron entre ellas y compartieron nuevamente un hogar, como cuando las hermanas eran pequeñas y vivían todas juntas. Compartieron comidas, llantos y camas, todo en el barrio Albanueva, en Tigre, donde reside Villafañe.
A pesar de que cada una tiene su vida y su hogar armado, decidieron pasar la noche del miércoles y jueves juntas, retornando a sus respectivos casas el viernes por la tarde. Mismo Claudia ya encaminó nuevamente sus obligaciones, confirmando su presencia en MasterChef para las grabaciones del próximo lunes.
