La China Suárez sigue adelante, no se detiene en el escarnio público, ni en las implicancias de formar parte del escándalo del año. La actriz continúa inmiscuida en la labor de reformar a su gusto y piacere la mansión que habita en el country Charcas de Murray.
Esa propiedad que posee un valor de un millón de dólares que se estima que pagó Benjamín Vicuña, incluso algunas versiones aseguran que María Eugenia aguardó la firma de la compra del inmueble para separarse definitivamente del chileno.
En las últimas semanas se filtró que Isabel Leuco Morandé, la madre de Benjamín, había manifestado su indignación por el modo en que terminó la pareja de su hijo con Suárez, en esa época de intento del trasandino de subsanar el vínculo, con la compra de una mansión en un country.
“La mamá le dijo a Vicuña 'es la mamá de tus hijos, pero mira lo que te hizo, ¡cómo le vas a dejar la casa!'”, explicó la periodista trasandina Mariela Sotomayor. Así se instaló la información sobre que esta propiedad fastuosa salió de la billetera de Benjamín y que incluso tuvo que pedir dinero a su madre.
Lejos de todo ese ruido, María Eugenia encendió de nuevos sus redes sociales para prolongar esa especie de reality, dado que desde hace tiempo que graba cada uno de los avances de las obras, de ese trabajo de albañiles y decoradores para dejar la propiedad según sus gustos.
Ahora, la China decidió abrir un poco la puerta de la habitación, ese espacio en el que ya duerme. Fiel a su estilo que ya tenía en la anterior casa, Suárez volvió a acudir a una tela floral para la pared detrás de la cama. Además se percibe un espejo muy minimalista, con forma ovalada.
Con unas fotos en bikini negra, con unas poses de elasticidad, la actriz mostró la mesa de luz de estilo campestre, en consonancia con el resto de la casa. Así va la reforma profunda que lleva adelante la China.
