¡La pasión mueve montañas! Y Noelia Novillo (31) es un perfecto ejemplo. Hace más de dos décadas que la locutora y conductora hace camino al andar. Y hoy es parte de Liberman en línea (capitaneado por Martín Liberman, de 10 a 12, por radio Late), El arca de Noé (de 14 a 16, por FM Secla) y Martín Liberman (de 19 a 20, por Canal 26).
“Arranqué a los ocho años con mi programa de radio infantil, en Quilmes. Y desde entonces no paré de trabajar. Estuve en todas las radios que se te pueda ocurrir. Mi pasión nace desde muy chiquita. Mi abuela escuchaba mucho este hermoso medio de comunicación y yo jugaba a que tenía un programa con mi hermano. Y en la tele arranqué como notera en un programa conducido por Hernán Drago. Y después pasé a hacer la locución de un programa en Canal 26, donde fue invitado Martín Liberman, y ahí nos conocimos, y es con quien hoy trabajo. Soy una apasionada de mi trabajo. El día a día siempre me hace aprender cosas nuevas. Todas las metas que me fui poniendo las cumplí. Sigo proponiéndome sueños. Me gustaría ser premiada por mi trabajo. De todas formas, el premio lo recibo a diario con el cariño de la gente. Tengo oyentes que me siguen desde aquellos ocho años y que hoy me invitan a sus cumples de quince”, cuenta la rubia de delicadas curvas y voz sensual.
–Imagino que habrás pasado momentos difíciles en los años que llevás de trabajo. ¿Cómo los superaste?
–Los que trabajamos en esto sabemos que un programa tiene principio y final. Muchas veces tuve que quedarme afuera o no tener aire un día y entré en pánico. Pero tengo un “no sé qué” que, cuando se está por terminar un programa o pasa algo en alguno de los medios en los que trabajo, suena mi teléfono con otra posibilidad. Creo que son mis abuelos que me mandan esa señal y me dicen: “Chiquita, que la radio no se apague nunca”.
–¿Te independizaste? ¿Tu familia cómo vive tu popularidad?
–Tengo una familia hermosa y muy unida. Siempre me acompañaron en mi carrera y entienden absolutamente todo. Mi mamá tiene un oído radiofónico y televisivo increíble. Es justa y me hace todos los días sus correcciones. Mi papá es alegría. Me espera los domingos con el asado familiar. Hay cosas que no cambian, más allá de que soy adulta: me llaman o llamo todos los días, digo a dónde voy… no siempre je, je. Vivo sola hace cuatro años. Me costó muchísimo despegar de mi barrio, Berazategui.
–Aún hoy debe ser difícil, ¿no?
–En mi barrio viví los primeros amores, las juntadas con la banda. Hoy todos son padres y madres, y yo… cha chan… aún no llegó mi medio pomelo. Hace seis años que no tengo novio. Conozco gente pero no funciona. Tienen que entender mis tiempos, mi profesión, principalmente. Soy romántica, sueño con enamorarme y tener hijos. Pero siento que hoy la tecnología mata al amor. En los tiempos de las redes sociales es difícil confiar en alguien. No me gusta la joda de la noche. No soy de ir a boliches y nunca me gustaron las largas madrugadas. Son las dos de la madrugada y yo ya quiero estar en casa. Puede sonar antiguo pero me gusta esa vida: la del trabajo y el romanticismo, como en otra época.
