María Valenzuela creyó, confió en la mano de un profesional y se entregó en pos de mejorar un aspecto de su imagen. Motivada en optimizar su sonrisa se sumergió en un tratamiento odontológico, sin imaginar que eso dispararía un calvario.
En las últimas horas, la actriz saltó a sus redes sociales para confesar el drama que atraviesa, que se activó por una mala praxis en los implantes dentales que la llevaron a no poder masticar sólidos y por ende la sumieron en una pérdida enorme de peso.
En ese descargo, María describió: “Para aquellos que no entendieron. Tengo muelas de vaca, lisas, que no me permiten partir la carne. Como comida blanda pero masticar un bocado me lleva veinte minutos. El dolor y la angustia hace que abandone la comida”.
Esos conceptos despertaron la intriga sobre a que se refieren específicamente. Por eso, Eugenia Peña, una especialista, explicó lo que sufre Valenzuela: “Nuestras muelas tienen algo que se llaman fosas y fisuras. Las fosas son como las partes centrales que están más deprimidas o son más hundidas y las cúspides parecen como unas montañas. No están así por así: la cúspide de arriba tiene que engranar con la fosa de abajo”.
En la continuidad de su narración, en diálogo con La Nación, la médica agregó: “La cúspide está ahí para desgarrar los alimentos y las fosas están para triturar. Si se dejan completamente planas, no van a desgarrar los alimentos y van a tener que deglutirlos casi enteros”.
Hasta que finalmente abordó la noción de muelas de vacas, que utilizó María, para ofrecer claridad académica: “Las vacas rumean, mastican y mastican y de tanto masticar se les ponen lisas. Pierden las fosas y las fisuras. Pero las vacas pueden digerirlos enteros, en cambio, nosotros no podemos comer los alimentos enteros. No tienen ni las cúspides ni las fosas necesarias para masticar como se debe”.
