El reglamento del barrio no lo dice ni lo establece, pero podría: para vivir en Castores, en el corazón de Nordelta, hay que ser un rey del rating. Tanto es así que el mismísimo Marcelo Tinelli, que hace unas semanas se afincó en esa zona, quizás no sea su habitante con mejores números de audiencia: uno de sus vecinos será Marcelo Longobardi, que hace más de una década es el absoluto dominador, y por escándalo, de todas las mediciones radiales.
En términos de rating, Castores está primero. Mejor dicho, entre los tres primeros. En el podio de los barrios de Nordelta, ese conglomerado de viviendas de super lujo que pensó, empezó y comercializó Eduardo Costantini para terminar de convertirse en uno de las 100 personas más ricas de la Argentina.
Castores quizás no tenga la sofisticación de las extraordinarias mansiones de La isla, el barrio top, o los recovecos inimaginablemente verdes del Golf, pero tampoco ellos tienen su infraestructura deportiva. Allí, cuentan algunos muy conocedores de la zona, Tinelli se sentirá a gusto. Entre muchas otras cosas, es el presidente de San Lorenzo y el barrio, para muchos, tiene tantas canchas que parece un club.
Esa, cuentan, fue una de las razones que llevaron a Tinelli a inclinarse por ese lugar. Allí se iba a sentir un poco como en casa. Estaba dejando la gran ciudad, la frenética y convulsionada Buenos Aires, el sofisticado Barrio Parque, la torre Le Park donde era amo y señor para pasar a un lugar silencioso, calmo y manso, donde en vez de autos, multitudes y transportes públicos vera pájaros y fauna autóctona.
El barrio le debe su nombre, precisamente, a los castores que abundaban allí cuando los desarrolladores ingresaron por primera vez. Algunos todavía hay, y cada tanto aparecen en las casas de los vecinos que ocupan sus extraordinarias casas. El fenómeno se multiplicó en los primeros tiempos de la cuarentena, cuando los humanos desaparacieron "de los lugares que solían frecuentar" y el espacio quedó a merced de la naturaleza y de sus originales ocupantes.
Lo que más le costó a Tinelli fue convencer a Guillermina. Ella estaba muy acostumbrada a la vida en el edificio. Además, estar en la Capital es estar "más cerca de todo", tener "más a mano" cualquier cosa que necesite. Vivir en Nordelta la va a obligar -aunque tengan buenos vehículos- a estar una hora arriba de un auto cada vez que tenga que hacer un trámite. La idea era, en un principio, que fuera "casa de fin de semana". Después ya fue de todos los días.
El promedio de los lotes de Castores es de 1.100 metros cuadrados, aunque hay más grandes y también más pequeños. Todos -o por lo menos un gran porcentaje- tienen salida al lago, sobre el cual gira gran parte de la actividad que se puede desarrollar en el agua: deportes que no exijan la utilización de motores. Todas las viviendas tienen vistas excelentes. Algunos pescan desde el jardín de su casa.
La infraestructura deportiva de Castores incluye 8 canchas de tenis, cancha de fútbol de 11, un playón deportivo, pileta sobre el lago central), quincho, club house principal, club house auxiliar y plaza de juegos. Completísimo. No le falta nada. En medio de esa paisaje extraordinario llegaron los Tinelli. El, ella, Lolo y también Igor, el perrito al que adoptaron como mascote.
Ni siquiera dos reyes del rating. Marcelo Longobardi y Marcelo Tinelli. En Castores, los Marcelos: hacé click y conocelo.
