Después de 4 meses de parate obligado por la pandemia, el último sábado "volvieron" las mudanzas. Aprovechando la posibilidad, Maju Lozano cambió de vivienda. Pero además de darse un gusto personal, abrió un interrogante: ¿Era el final de una crisis de pareja? Finalmente, no.
La conductora de Todas las tardes, por la pantalla de El 9, y su pareja, Juan Lagarza, -con quien mantienen una relación en crecimiento desde el 2018-, dejaron sus días de convivencia en un coqueto departamento de la zona de Palermo.
Tiempo atrás, cuando la también la integrante de El club del moro, el ciclo de FM LA 100 que Santiago Del Moro y el padre de dos nenas habían decidido probar con la convivencia, ella puso en alquiler su propiedad en la zona del Botánico, como base para dar un salto en metros cuadrados.
Con su “media naranja” alquilaron un imponente piso sobre la Avenida Figueroa Alcorta, de amplias dimensiones, con facilidad de acceso a las distintas zonas de Capital Federal pero con un pequeño detalle en el contrato: el pago mensual era en dólares. "Yo no lo podía pagar", dijo.
MAJU SE SE CANSO DE PAGAR EN DOLARES
Y con el devenir de la crisis económica que se terminó de instalar el año pasado, muchos le aconsejaron que no eran tiempos para pagar en moneda extranjera.
Los meses fueron pasando, los resultados de la vida bajo el mismo techo fueron positivos y la pareja decidió dar un paso más: el casamiento. Previsto para agosto de 2019, la unión y celebración quedó interrumpida porque falleció la mamá de Juan.
Claro, es de entender, los ánimos no estaban para festejos. Por el contrario, los ánimos muy lejos de eso. Y la postergación dejó a la boda con fecha indefinida. Pero Lozano siempre tuvo presente que tenía que resolver el modo de pago de su vivienda.
Hace un tiempito le propuso a la dueña pagar en pesos, y ante la que habría sido su negativa decidió que era momento de planificar una nueva mudanza. Incluso, con su novio entendieron que quizá era lo mejor para instalarse en un lugar más grande.
La conductora, su pareja y los hijos de ambos se instalaron en una casa de grandes dimensiones en Olivos.
Entonces ella, su hijo, su pareja y las dos mujercitas de él -cuando visitan a su padre–, desde el último fin de semana disfrutan de una casa de grandes dimensiones en la zona de Olivos, cercana a la quinta presidencial.
Allí, no solo tienen otras comodidades sino que al clan le dará la posibilidad de recibir gente, de compartir almuerzos y cenas familiares y con amigos, cuando se terminen los tiempos de Aislamiento Preventivo, y la nueva normalidad se haya impuesto.
