A 30 años de hacerse famosa como modelo, a los 16, Déborah de Corral encontró un nuevo territorio donde plantar su bandera y jugársela, como siempre lo hizo. Pero Debbie lo halló lejos de la pasarela y, más aún, de su país: en Estados Unidos, donde vive y donde en 2018 se casó en secreto con el productor Gustavo Menéndez.
Súper instalada en Miami, hace un tiempo De Corral se animó a plasmar su amor por la cocina en un proyecto propio. Así nació Tigre, el restaurante que abrió en 2020 y con el que la está rompiendo con excelentes reseñas y a salón lleno todos los días, a pesar de la ola de contagios.
El nombre del restó, que la revista Time Out, contraseña de los lugares cool que hay que visitar en Estados Unidos, calificó cómo “Mejor lugar para comer al aire libre” en Miami, está inspirado en el barrio de su infancia.
“Me invitan a la TV y todo esto es mérito de Tigre. Acá sólo me conocen como cocinera. En Miami, Tigre es más grande que Deborah de Corral. Es muy loco lo que estoy viviendo”, contó a Clarín De Corral, que siempre se caracterizó por osados saltos y cambios a lo largo de su vida.
Y así como a fines de los 90 se animó a ser conductora del entonces “rupturista” El Rayo, allá a lo lejos y hace tiempo, toda una revolución en el modo de hacer tele; y luego, aburrida, se mandó con todo a dedicarse al mundo de la música, hoy inventa recetas que son un éxito total.
"Nadie nos puso la tarasca y nos dijo qué hacer. Lo sacamos adelante nosotros: con mucho esfuerzo, sin resignar nunca la calidad”, aseguró la ex “lolita” representada por Pancho Dotto sobre esta hermosa propiedad al lado del río que eligieron con sus dos socios para abrir Tigre.
¿Qué ofrece el restó de Debbie? Un mix de sabores y platos bien de bodegón argentino y, también, platos y cocciones típicas de la cocina americana, que a ella le encantan. Pero no faltan las milanesas, el flan con dulce de leche o los buñuelos de acelga, algunos de los platos más pedidos por los comensales.
Feliz con este proyecto, De Corral hizo su gran apuesta: “Tenemos un contrato de diez años. Queremos crecer y convertirnos en un clásico, no nos interesa ser en restaurante de moda o solo para turistas. No hacemos publicidad ni nada porque queremos crecer orgánicamente, de boca en boca”.
“Y lo logramos: Tigre hoy es uno de los pocos lugares que en los últimos meses a pesar de Omicron tiene gente toda la semana", aseguró ella, muy contenta con los frutos de su esfuerzo que crece mes a mes, a fuerza de energía, trabajo y el amor que le pone a lo que le gusta.
