Las últimas horas de Diego Armando Maradona aún son un misterio. Su llegada al country San Andrés se realizó luego de una complicada cirugía por un hematoma subdural, en donde el ex futbolista decidió pasar su rehabilitación en una casa y no en una clínica como le fue recomendado.
Sin embargo, a pesar de que aún la Justicia no desconfía de las causas oficiales de su muerte, que revelaron que sufrió de un paro cardiorrespiratorio, tras su fallecimiento los testimonios del personal de salud a cargo comenzaron a surgir, aunque algunos sufrieron incongruencias.
Gracias a la recopilación de información, se pudo conocer que la semana pasada Diego habría sostenido una increíble pelea con su médico personal Leopoldo Luque, motivo por el que el neurocirujano decidió no retornar al barrio cerrado.
Según declaró el enfermero Ricardo, Maradona echó a su doctor a los empujones y otra declaración argumentó que la situación llegó hasta un golpe de puño que le apuntó el astro del fútbol.
Los trabajadores de la salud también contaron que Diego pasaba largas horas encerrado en su habitación, ya que no quería que lo despierten ni lo toquen, y por sobre todo, que no lo controlen.
Los informes revelan que Ricardo, el enfermero del turno noche, entró por última vez a la habitación a las 6.30 mientras el ex director técnico aún continuaba con vida. Por su parte, Dahiana confirmó que relevó a su compañero y que una hora más tarde escuchó al Diez levantarse para acercarse al baño. En primera instancia, la enfermera aclaró que le había intentado tomar los signos vitales para control, pero más tarde aclaró que mintió por orden de la empresa en donde trabaja.
Las explicaciones de los presentes aclaran que Diego no toleraba a sus cuidadores y que se negaba a tomar las medicaciones por parte de ellos, siendo su sobrino Johny y su asistente Maxi los únicos que podían obligarlo a ingerir los remedios.
Hasta el momento, la fiscalía decidió no llamar a Leopoldo Luque ni a la psiquiatra Agustina Cosachov, dos personajes fundamentales en esta historia que deberían haber estado presentes, y según el barrio San Andrés, no se acercaron a la casa de Maradona en lo que fueron los tres días del fin de semana largo.
Según los datos que constan en el expediente, el último control hecho el día martes a las 21.30, arroja los siguientes valores: Presión 130/100; frecuencia cardíaca 107; temperatura 36,8 y saturación de oxígeno 98.
Retomando la intensa pelea con Luque, tanto Ricardo como la cocinera Monona detallaron la misma situación: “Era común que se enoje y que echara a la gente. Hasta al médico le quería pegar para que se vaya”.
De todas maneras, los conflictos se remontan a los minutos posteriores a la operación, en donde la entidad de Swiss Medical se mostró en desacuerdo con que acuda a un domicilio particular, remarcando que el Diez debía estar controlado en un centro de rehabilitación toxicológica y neurológica.