Días atrás, Maru Botana sorprendió al revelar que su hija Lucía estaba con amigas en Hawaii, trabajando como empleada doméstica. Lo más llamativo de la aventura de la joven de 21 años era el cuantioso sueldo que Botana aseguró que percibía: 40 dólares la hora.
El datazo, un dineral para los tristes bolsillos argentos, de inmediato se viralizó de tal forma que llegó hasta la mismísima isla, a oídos de una persona que puede dar fe de que la realidad de quienes trabajan en el rubro limpieza no es tan dulce como la pinta la pastelera.
Así lo contaron en Nosotros a la mañana, donde Juan Etchegoyen puso al aire el audio de una mujer que reside en Hawaii que se comunicó con él para pintarle el panorama completo y, de alguna manera, terminó señalando a Maru como artífice de un engaña pichanga.
“Aloha, mi nombre es Estibaliz, llevo 18 años en Maui; soy la Property Manager de una casa donde empleamos empleadas domésticas, y aunque nos gustaría que todo el mundo cobrara 40 dólares la hora, la verdad es que no se cobra eso”, arranca el mensaje.
“Las chicas que tenemos nosotras, muchas argentinas, legales, cobran entre 25 y 30 dólares y pagan sus impuestos de ahí”, aclaró, y dijo más: “Así que quería contestar a Maru. Después de oír su entrevista, quería decir a todas las chicas y chicos de Argentina que vienen a Hawaii por una mejor vida, que no vengan engañados”.
Estibaliz aseguró que, además de que no se cobra 40 dólares, en la hermosa isla “no hay mucha demanda de trabajo y está muy difícil el alquiler”. Y sumó otro punto poco alentador: “Cuando empiezas a trabajar cobras mucho menos que la gente que ya lleva aquí y el valor es de 25 a 30 dólares para las chicas con papeles”.
"Soy una mamá muy abierta. Lucía se queda allá por cuatro meses y trabaja de empleada doméstica”, había comentado la rubia que a todo le pone dulce de leche en Radio Rivadavia, donde dio detalles de la experiencia que está haciendo su hija mayor, estudiante de Diseño Gráfico.
“Ya es la segunda vez que lo hace. El año pasado fue con un par de amigas, eran como siete, ocho, e hicieron eso. A mí me encanta, porque es una manera de independizarse”, indicó Maru, sin saber que le saldrían al cruce con datos precisos.
