Debutó MasterChef Celebrity y hubo más de una sorpresa que no estuvo precisamente relacionada al talento culinario. Es que una anécdota vinculada a Martín Fabio, mejor conocido como el Mono de Kapanga (51), uno de los participantes del ciclo que pone al aire la pantalla de Telefe, sorprendió tanto a su conductor, Santiago del Moro, como al excelso jurado, integrado por los renombrados chefs, Germán Martitegui, Donato De Santis y Damián Betular.
Ocurrió cuando los participantes, entre quienes se encuentran Claudia Villafañe, Boy Olmi, Federico Bal, Belu Lucius y, El Polaco, por mencionar sólo a algunos, descubrieron la caja misteriosa. Allí había un par de zapatos, como los que utilizan los chefs profesioanles, y una caja más pequeña.
“No pensé que me iban a hacer sacar todas las joyas", dijo El Mono.
“En esa caja dorada y negra deben colocar anillos, relojes, hebillas y todo tipo de joyas”, dijo Betular. “Tienen que estar lo más cómodos y seguros posible”, añadió Martitegui.
Y mientras la cámara tomaba a los participantes sacándose la bijouterie con rapidez, el Mono de Kapanga tenía una dificultad…“No pensé que me iban a hacer sacar todas las joyas”, dijo mostrando la gran cantidad de pulseras y crucifijos que tenía colgados.
Y fue Martitegui quien le consultó cuánto tiempo hace que tiene todas esas pulseras puestas. Fue entonces que el Mono dijo que lo acompañan hace 17 años y reveló una increíble anécdota.
“La última vez que me hicieron sacar las pulseras, fue en el año 2003 en la cancha de Ferro, un Quilmes – Argentino Juniors que me llevaron preso", reveló el músico.
“La última vez que me hicieron sacar las pulseras, fue en el año 2003 en la cancha de Ferro, un Quilmes – Argentino Juniors que me llevaron preso”, explicó generando la sorpresa de todos en el estudio. "Te sacan los cordones, el cinturón, las cadenas… Como nunca más caí preso, al día de hoy que vienen conmigo", agregó.
Al ver la gran cantidad de bijou que tenía el cantante, el conductor de MasterChef Celebrity le consultó al jurado si podía conservarlas. Y fue Martitegui quien tomó la palabra. “En teoría no, pero vamos a hacer una excepción. Mono, no quiero un pedazo de crucifijo en la comida”, le pidió.
