Horarios, citas, compromisos laborales quedaron atrás en la agenda de Zaira Nara. Hoy, su realidad, pasa por la vida campestre. Desde que se enteró que iba a ser mamá por primera vez, la modelo decidió apostar a un cambio profundo.
Amante del aire libre, del contacto constante con los animales y con la vegetación, su marido Jacob Von Plessen la "convenció” de que la la cotidianidad en la Patagonia era una de las mejores opciones y Zaira, le hizo caso.
Se instaló en San Martín de los Andes junto a su amor y formaron una familia que hoy incluye dos hijos, Malika y Viggo. Y más allá de las propuestas laborales que le surgen, por las que viaja a Capital Federal -hace poco hizo el reemplazo de Vero Lozano en Telefé- para concretarlas, la hermana de Wanda no volvió a vivir en Buenos Aires.
Por el contrario, se “armó” un nuevo cotidiano en el sur, se adaptó a los días sin maquillaje, prendas de moda y peinados de peluquería. Se "calzó” la bombacha de campo, el poncho y es feliz con su cabello al viento y, por momentos, despeinado.
Incluso, en la última visita de su hermana al país, para las fiestas de fin de año, la invitó a compartir con Mauro Icardi y sus hijos en la vida austera, en una cabaña rústica, sin lujos ni necesidades comerciales en su casilla.
Amante de los acampes, del pasear arriba del caballo, de la comida saludable. Esa es la cultura que Nara decidió transmitirle a sus hijos y que disfruta a diario aunque, muchas veces, el frío se haga sentir. Comida de olla, hogar a leña, abrigos autóctonos, definen el día a día del clan.
Enamorada de los postales que contemplan, que parecen una pintura a mano, Zaira comparte las bellas imágenes en su cuenta de Instagram donde, entre otros deseos de que siga siendo feliz, el que más resalta es el de Wanda.
