No hace falta aclarar el talento que tiene Patricia Sosa sobre el escenario y con un micrófono en mano, y es que su voz logró cautivar al país entero durante años y traspasó fronteras que la llevaron a ser el éxito que es hoy en día.
Sin embargo, la artista aprovechó la poca cantidad de recitales que hubo a causa de la pandemia que aún mantiene en vilo al mundo para aceptar otras ofertas laborales que estaban ligadas a la actuación y al teatro.
Dentro de este contexto, Patricia comenzó a trabajar en una nueva comedia que estará bajo el mando de José María Muscari y se titulará Perdida Mente, la cual se estrenará el próximo miércoles 22 en el Multiteatro Comafi.
No obstante, Sosa vivió uno de los momentos más aterradores cuando, después de un ensayo y tras regresar a su casa, en el medio del tránsito que la llevaba arrastrando por la Panamericana, sintió como su pecho “explotaba”: “Sentí ruido, un fuego muy feo y un mareo muy tremendo”.
Además, en una charla con Teleshow, contó con detalles cómo fue aquel momento de susto: “Llegué a casa, llamé al cardiólogo, me vio al otro día, me puso un holter de 24 horas. Y repetí el episodio, entonces ahí pudieron leer lo que pasaba: de tener las pulsaciones normales pasé a tener una barbaridad en segundos”.
“Eso es un desperfecto eléctrico que se llama arritmia auricular. Se hace por cateterismo la operación y, cuando llegan al lugar, se meten adentro del corazón y queman esas terminaciones que se volvieron locas. Será que me dieron tanto amor que mi corazón enloqueció”, continuó ya recuperada y entre risas.
Asimismo, aclaró que la intervención no fue de carácter urgente, sino que ella misma eligió hacerla lo más temprano posible: “Yo soluciono las cosas enseguida, porque sino tenía que estar viviendo con mucha medicación y la verdad que no tenía calidad de vida así. Entonces preferí tomar el toro por las astas y decir: ‘Ok, lo hacemos ahora’”.
De todas maneras, aclaró que su marido, Oscar Mediavilla, le apuntaba que “estaba loca” por operarse mientras él no estaba a su lado ya que tuvo que viajar a Chile por cuestiones de trabajo: “Cuando te dicen que es el corazón lo que falla, te agarra una angustia especial. Yo soy meditadora, puedo bajar, puedo conectarme con otras cosas. Pero en ese momento quería estar con mi mamá, con mi marido, mi hija. No me importaba otra cosa”.
"Cuando te dicen que es el corazón lo que falla, te agarra una angustia especial. Me volví más frágil. Después de la operación tuve una semana de angustia. Me convertí en una nena en esa semana"
“Me volví más frágil. Después de la operación tuve una semana de angustia. Me convertí en una nena en esa semana. Me dejé cuidar. Es una lección que me dio mi corazón: me tengo que dejar cuidar”, agregó Patricia en una profunda reflexión sobre su personalidad y las experiencias que le da la vida.
