La semana pasada, un videograph de LAM se hizo viral. Luis Ventura estaba dando un móvil cuando le preguntaron su opinión por la candidatura de Cinthia Fernández a diputada. "Me parece perfecto, yo quiero gente como Cinthia que vaya y que patee el tablero del congreso", exclamó el presidente de Aptra. En pantalla se leyó otra cosa: "Quiero una Cinthia Fernández que petee el tablero". En las redes hubo una revolución.
La repercusión fue tal que hasta muchos programas de televisión se hicieron eco de lo que había pasado. Algunos, incluso, consideraron que fue un ejemplo de "machirulismo" y de "los chistes que ya no deben hacerse y ni siquiera causan gracia". Ni De Brito ni ninguna de las integrantes del panel se manifestaron ante lo sucedido, por lo menos públicamente.
Pasaron los días y LAM siguió saliendo al aire y continuó logrando mediciones de audiencia muy importantes. Junto a 100 argentinos dicen se convirtieron en los únicos programas del 13 que consiguen ganarle a Telefe, algo que hace un tiempo no era tan raro pero en la actualidad suena a proeza. Una de esas emisiones triunfales fue la del miércoles, cuando el testimonio de un matrimonio cuyo hijo sufrió un caso parecido al de Chano mantuvo en villo a la audiencia por casi una hora.
Los números le permitieron una nueva victoria frente a Flor de equipo, el ciclo que lidera Florencia Peña en "Canal once". Pero algo que pasó con el graph molestó a De Brito, quien no pudo ocultar su fastidio y lo manifestó en las redes sociales. En el "zócalo" se leía "Nuestro hijo se a robado un auto sin papeles". Faltaba una hache al término "Ha".
Una usuaria se lo hizo saber a Angelito, quizás con una frase un tanto hiriente. "Si necesitan alguien que les escriba los grpahs, avísenme que mi hermano de 13 años escribe mejor". De Brito no dejó pasar la oportunidad y en su respuesta al mensaje fue contundente y lapidario con los integrantes de su propio programa.
"Vergüenza. Hace meses que pido que solucionen esto. Mil disculpas!" escribió el conductor del ciclo. Los graphs se escriben al mismo momento en el que los entrevistados hablan o van sucediendo las cosas. Se redactan a "200 por hora" y muchas veces un dedo mal apoyado por milimetros puede provocar estos errores, que aunque sean corregidos de inmediato pueden quedar expuestos.
