“No es caridad lo que hago”, avisa Santi Maratea en su perfil de Instagram, dejando en claro su postura, con la cual se distinguió entre el mar de influencers que viven de canje en las redes: impulsar fabulosas campañas solidarias que logran lo que parece imposible, gracias a sus casi dos millones de seguidores.
Así, Santi juntó millones de dólares para comprar el remedio que necesitaba Emmita, juntó dinero para las infancias trans, para mandar a los atletas argentinos a competir a los Sudamericanos, compró camionetas para ser usadas como ambulancias en Salta y mil causas más. Y ahora, después de su última recaudación solidaria, lo que pide es plata para él.
No mucho: sólo 100 pesos para poder irse de vacaciones a Formentera, España, destino carísimo e inaccesible para nuestros bolsillos, ya que, contó, una noche en un departamento medio pelo cuesta 500 euros. Una actitud que generó críticas entre algunos usuarios que no comprenden el punto de vista de Santi, que se encargó de explicitar en una serie de historias.
Todo empezó con el comentario de una mujer que marcó que “después de cada objetivo, se da un buen gusto pagado por los laburantes”. "Me estaba guardando este mensaje desde ayer. Primero, esto que dice Susana 'ahora Santi va a pedir plata para irse a Formentera' es totalmente cierto. ¡Lo caro que es Formentera!", arrancó Maratea.
"Si sos Susana seguí la historia, y si no y tenés 100 pesos, si te sobran y me los querés dar a mí, voy a estar una semana entera en la playa así descansando y fumando porro con un amigo" , siguió, antes de pasar a la didáctica sobre lo que hace cada vez que termina cada extenuante cruzada.
"Considero que está mal planteada esta idea pelotuda que la gente que ayuda o que tiene una vocación más social debería no tener plata".
"Por ahí hay gente que no lo sabe, que yo hago una colecta propia cada vez que termino una colecta ajena. Paso la gorra, y con esa guita me compro cosas que no tienen ninguna utilidad social", detalló. Y fue clarito: "¿Por qué? Porque considero que está mal planteada esta idea pelotuda que la gente que ayuda o que tiene una vocación más social debería no tener plata, eso no sé quién lo inventó, ¿la Iglesia?".
“Es una trampa, básicamente. Instalan la idea de bondad como un lugar inalcanzable para que nunca te sientas tan bueno, y si sos bueno, que nunca quieras ser tan poderoso”, señaló, y concluyó: “Yo me cago en eso. Yo me voy a llenar de plata y voy a seguir ayudando a la gente como lo vengo haciendo hace años y me hace muy feliz”.
Más que clara.
