Susana Giménez tomó una importante decisión después de tirar su carrito de golf a la laguna: «Ahora tengo que…» – Revista Paparazzi

Susana Giménez tomó una importante decisión después de tirar su carrito de golf a la laguna: "Ahora tengo que..."

La conductora de Telefe rompió el silencio en medio de su éxito y sorprendió a todos al contar lo que vivió.
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Susana Giménez es una de las icónicas conductoras de Argentina. La reconocida rubia hace tiempo viene siendo noticia por sus dichos sobre Uruguay: "Hace muchísimo que yo me siento una vecina, no es de ahora y que amo a Uruguay. Las playas, la ciudad en invierno, es como que uno la siente suya".

"La gente está deprimida, no hay laburo y el trabajo es lo principal, no se puede vivir de un bono. Están acostumbrados a recibir y mendigar, y no es así. Veo los noticieros y me parece irreal haber vivido una época fabulosa de la Argentina desde que era chica, con mis abuelos y mis padres, y la seguridad que había", agregó.

Tras su gran éxito en Uruguay con la obra "Piel de Judas", la conductora de Telefe dialogó con el programa Red Flag y habló sobre su futuro laboral. Además, los aconsejó en su debut: "La verdad que no sé. No quiero hacer lo que me habían ofrecido, porque era otra cosa de canto y ya estamos hartos de que cante la gente por televisión".

"Yo no les puede aconsejar mucho. Pero siempre la verdad y mucha alegría. Darle alegría a la gente y no mentir. La gente recuerda todo con alegría. Y recuerda, sobre todo, esos llamados, el agarrar el cupón y las cartas. Recibimos el premio Guinness de los récords porque me escribieron 33 millones de personas. Eso fue increíble", reveló.

Fue entonces que reveló el accidente que tuvo con su carrito: "No sabés: se me cayó el carro del golf al lago. ¡Ahora me tengo que comprar otro! Estábamos con Dolores Mayol, mi secretaria, y dije: ‘Vamos a darles de comer a los pescados (sic) y a los gansos"

"Llevo la comida y dejé el carro. Le dije: ‘Esperame acá que ya vengo’. Y el carro se empezó a mover. En vez del freno apretó el acelerador y se fue al medio del lago. ¡Se cayó! Era divino. Y ella lo único que gritaba era: ‘¡Mi teléfono, mi teléfono!’. Pero vino el jardinero, metió la mano en el lago, se lo encontró y andaba perfecto. Yo nunca me imaginé que era un celular acuático", finalizó.

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