Cayetano confesó la pesadilla que vivió por su adicción al juego: “Perdí un departamento que me dejó mi abuela y…” – Revista Paparazzi

Cayetano confesó la pesadilla que vivió por su adicción al juego: “Perdí un departamento que me dejó mi abuela y...”

Horrible: El periodista se sinceró con Gastón Pauls y contó los detalles de sus días jugando.
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Cayetano se sinceró sobre una de las etapas más difíciles de su vida: la adicción. El juego lo persiguió desde chico hasta que llegó a perder un departamento a causa de apostarlo todo. Papá reciente de una nena, Nicolás Cagj se animó a confesar cuál fue su límite para buscar ayuda en Seres Libres, el programa de Gastón Pauls en Crónica HD.

"Si me pongo a pensar en mi vinculación con las apuestas me doy cuenta que aposté siempre, desde la escuela primaria. Armaba torneos en quinto grado de ping pong en el patio. Fui bastante consciente de que tenía un problema a lo largo de los años, incluso creo que mi adrenalina estaba vinculada en vivir con problemas, la vida sin problemas me aburría”, arrancó Caig, su relato.

“Apostaba 10 mil pesos al Boca-River pero podía esa cifra, entonces no me divertía. Me divertía apostar una cifra que me complicaba. A mí me perjudicó mucho saber que uno tiene un casino en el teléfono, en la computadora, en tu casa... Para los que somos adictos al juego podemos estar en calzones en un sillón apostando 5.000 dólares”, confió Cayetano, hoy enamorado de su hija Paloma.

“Mi plan de fin de semana era ese, no era salir con amigos, ni con chicas, ni ver ala familia, ni ir a la cancha a ver a Atlanta que es mi pasión, empezás a mentir... Cuando uno gasta más de lo que tiene, contrae una deuda con gente que te llama, te apura, te pone plazos para pagar, empezás una rueda de pedirle a uno para pagarle a otro. Mientras tanto, seguís perdiendo... Todo eso que te transforma en un mentiroso permanente", reveló Nicolás.

Uno de los grandes conflictos con los que se enfrentó Cayetano fue la pérdida de un departamento de su abuela que le había dejado antes de morir a causa del juego lo que, de alguna manera, significó un antes y un después para él. "Fui un año a jugadores anónimos en una iglesia que se llamaba San Cayetano. Escuché cada historia durísima, de intento de suicidio, de quedar en la calle, que dije 'tengo una oportunidad acá, soy el que mejor está'”, reconoció el periodista, reciente tío de un varoncito, de su hermana Cayetina.

“Fui todo un año, me fue muy bien, hice amistad con algunas personas. Con mi familia y la psicóloga logré rescatarme. La adicción que me tocó a mí le dicen la adicción silenciosa, es por un lado la que menos se ve para afuera pero termina siendo la más peligrosa... Jugué tres años seguidos y no se dio cuenta nadie hasta que lo conté", cerró Nicolás.

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