En las antípodas de esa tendencia a exhibir las beldades de los millones, de vanagloriarse de una cotidianidad extravagante. Así camina por la vida Antonela Roccuzzo, que más allá de su condición de extrema visibilidad por ser la esposa de Lionel Messi mantiene un perfil muy familiar.
Un contrapunto exacto a lo que sucede con Wanda Nara, quien hace años realiza un reality de su existencia, de esos beneficios estrafalarios de residir en las mejores ciudades de Europa, que siempre se las ingenia para enrostrar sus gastos siderales en todo tipo de producto.
Con otra liviandad, y lejos de los flashes, aunque cuando es necesario se presenta con hidalguía y mucha simpatía, Antonela se diferencia notoriamente de la esposa de Mauro Icardi. Así, en cada oportunidad que se le abre en el calendario de su marido se trasladan a Rosario, la ciudad en la que nacieron ambos.
Justamente en su visita a estas tierras para festejar Navidad, Roccuzzo llevó a cabo un accionar espectacular, que despertó los elogios mancomunados de todos los usuarios de redes sociales. Una elección que habla de sus raíces, de su don de persona con los pies sobre la tierra.
¿Qué pasó? La mujer de Messi sintió la necesidad de retocarse un poco la cabellera y no optó por una cadena internacional ni por un estilista personal que lo acompañe a sol y sombra, todo lo contrario. Como hija de cualquier vecino, Anto fue a la peluquería de siempre, la del barrio.
El negocio de cercanía, con la ambientación típica de todos los salones, aprovechó para agradecer el gesto de Roccuzo y posteó: "Nuestra cita de cada fin de año. Siempre cargada de alegría, sencillez y buena onda. Gracias por elegirnos cada año durante tantos años. Gracias por las risas también".
En cuanto al tratamiento que le propinaron a Antonela, la estilista especificó: "Hicimos nuestras famosas "transparencias" para iluminar levemente un cabello oscuro natural, mantenemos la calidad con nuestros tratamientos para cabello largo y retocamos las puntas para mantenerlas sanas".
